«Difícil de hacer, difícil de soportar,
es la vida de renuncia para los ineptos,
porque tiene muchos caminos estrechos
donde los necios se hunden.
¿Cuántos días podría vivir un asceta
sin controlar la mente?
Se hundirían con cada paso,
bajo el dominio de los pensamientos.
Un bhikkhu debe ordenar sus pensamientos
como una tortuga mete sus extremidades en su caparazón.
Independiente, sin molestar a los demás,
apagados: no culparían a nadie».