En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, en el monasterio de Anāthapiṇḍika.
Más tarde, a altas horas de la noche, varias deidades gloriosas irritables, iluminando todo el Bosque de Jeta, se acercaron al Buddha y se quedaron en el aire. De pie en el aire, una deidad recitó este verso en presencia del Buddha:
«Alguien que finge
ser diferente de lo que realmente es,
es como un jugador infiel
que disfruta de lo que se ganó con el robo
Solo debes decir lo que harías,
no debes decir lo que no harías.
El sabio reconocerá
a quien habla sin hacer».
El Buddha contestó:
«No solo hablando, ni solo escuchando,
eres capaz de progresar en este difícil camino,
por el cual los sabios que practican las jhānas
se liberan de las ataduras del Māra.
Los sabios ciertamente no actúan así,
porque comprenden los caminos del mundo.
Los sabios se extinguen por la comprensión,
cruzan el mundo pegajoso y logran el Nibbāna».
Entonces esas deidades aterrizaron en el suelo, se inclinaron con la cabeza a los pies del Buddha y dijeron:
—Hemos cometido un error, Maestro. ¡Fue tonto, estúpido y torpe de nuestra parte imaginar que podíamos atacar al Buddha! Por favor, Maestro, acepta nuestro error por lo que es, para que nos corrijamos en el futuro.
Ante eso, el Buddha sonrió.
Entonces esas deidades, volviéndose aún más irritables, volaron por el aire. Una deidad recitó este verso en presencia del Buddha:
«Si no das tu perdón
cuando se confiesa un error,
con ira oculta y un odio intenso,
estás atrapado en tu enemistad.
Si no se encuentra ningún error,
si nadie se extravía
y se resuelven las enemistades,
¿quién podría haber sido torpe?
¿Quién no comete errores?
¿Quién no se extravía?
¿Quién no se confunde?
¿Quién es el sabio que siempre está prevenido?».
El Buddha contestó:
«El Tathāgata, el Buddha,
misericordioso con todos los seres:
ese es el que no se equivoca,
y ese es el que no se extravía.
No se confunde, porque es el sabio, siempre prevenido.
Si no das tu perdón
cuando se confiesa un error,
con enojo oculto y odio intenso,
estás atrapado en tu enemistad.
No apruebo tal enemistad, por lo que perdono tu error».