De pie a un lado, el deva Khema recitó estos versos en presencia del Buddha:
«La gente tonta y poco inteligente
se trata a sí misma como un enemigo.
Hacen malas acciones
con frutos amargos.
No es bueno hacer una acción
después de lo cual te arrepentirás.
Experimentarás el resultado sollozando,
con una cara llorosa.
Es bueno hacer una acción
después de lo cual no te arrepentirás.
Experimentarás el resultado con alegría,
con una conciencia feliz.
Como precaución, debe hacer lo que sabe
que es por su propio bienestar.
Un pensador, un sabio, no procedería pensando
como el conductor del carro.
Supongamos que el conductor de un carro
sale de la carretera, uniforme y bien compactada.
Entra en un camino accidentado
y se inquieta cuando se le rompe el eje.
Así también, un idiota deja lo bueno
para seguir lo que está en contra de lo bueno.
Caído en las fauces de la muerte,
se inquieta como si se le hubiera roto el eje».