Esto he oído.
En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Rājagaha, en la Arboleda de los Bambús, en el comedero de las ardillas. Allí el Buddha… dijo:
—Bhikkhus, la esperanza de vida de los humanos es corta. Debéis ir a la próxima vida. Entonces debéis hacer lo que es hábil, debéis practicar la vida de renuncia. Nadie nacido es inmortal. Una vida larga es cien años o un poco más.
Entonces, Māra el Malvado se acercó al Buddha y se dirigió a él en verso:
«Los días y las noches no se apresuran,
y la vida no se corta.
La vida de los mortales sigue rodando,
como el borde de un carro alrededor del eje».
El Buddha le respondió:
«Los días y las noches pasan apresuradamente
y luego la vida se interrumpe.
La vida de los mortales se desvanece,
como el agua en pequeños arroyos».
Entonces el Māra el Malvado, pensando: «¡el Buddha me conoce! ¡el Maestro me conoce!», miserable y triste, desapareció allí mismo.