SN 4.5: Las trampas del Māra (II)

Hubo un tiempo en que el Buddha se encontraba cerca de Benarés, en el parque de ciervos de Isipatana. Allí, el Buddha se dirigió a los bhikkhus:

—¡Bhikkhus!

—Venerable señor —respondieron.

El Buddha dijo esto:

—Bhikkhus, estoy libre de todas las trampas, tanto humanas como divinas. También estáis libres de todas las trampas, tanto humanas como divinas. Caminen, bhikkhus, por el bienestar y la felicidad de la gente, preocupados por el mundo, por el beneficio, el bienestar y la felicidad de los devas y los humanos. Que no vayan dos por un mismo camino. Imparto la Enseñanza que es buena al principio, buena en el medio y buena al final, significativa y bien redactada. Y revelo una práctica que es completamente plena y pura. Hay seres con poco polvo en los ojos. Están en declive porque no han escuchado la Enseñanza. ¡Habrá quienes comprendan la Enseñanza! Viajaré a Uruvelā, la aldea de Senānigama, para impartir la Enseñanza.

Entonces, Māra el Malvado se acercó al Buddha y se dirigió a él en verso:

«Estás atado por todas las trampas,

tanto humanas como divinas.

Estás atado por la gran atadura:

¡no te escaparás de mí, asceta!».

El Buddha le respondió:

«Estoy libre de todas las trampas,

tanto humanas como divinas.

Estoy libre de las grandes ataduras.

¡Estás derrotado, Muerte!».

Entonces el Māra… desapareció allí mismo.