En Sāvatthī. Más tarde, la bhikkhunī Kisāgotamī se vistió por la mañana y, tomando su cuenco y su túnica, entró en Sāvatthī para pedir limosna. Ella vagaba por limosnas en Sāvatthī. Después de la comida, a su regreso de la ronda de limosnas, fue al Bosque Oscuro, se sumergió profundamente en él y se sentó en la raíz de un árbol para descansar del calor del día.
Entonces el Māra el Malvado, queriendo hacer que la bhikkhunī Kisāgotamī sintiera miedo, terror y que se le pusiera la carne de gallina, queriendo sacarla del recogimiento, se acercó, y se dirigió a ella en verso:
«¿Por qué te sientas sola y lloras
como si tus hijos hubieran muerto?
Has venido al bosque completamente sola,
¡deberías estar buscando un hombre!».
Entonces la bhikkhunī Kisāgotamī pensó: «¿Quién está recitando estos versos, un humano o un no humano?».
Luego pensó: «¡Este es Māra el Malvado, queriendo hacerme sentir miedo, terror y poniéndome la carne de gallina, queriendo que salga de la contemplación!».
Entonces Kisāgotamī, sabiendo que se trataba del Māra el Malvado, le respondió en verso:
«Superé la muerte de los niños
y terminé con los hombres.
No me lamento ni sollozo,
¡y no le tengo miedo, señor!
El deleite se destruye en todos los aspectos,
y la masa de oscuridad se hace añicos.
He derrotado al ejército de la muerte
y vivo sin tendencias negativas».
Entonces el Māra el Malvado, pensando: «¡la bhikkhunī Kisāgotamī me conoce!», miserable y triste, desapareció allí mismo.