En Sāvatthī. Más tarde, la bhikkhunī Uppalavaṇṇā se vistió por la mañana… y se paró a la raíz de un árbol sāl en plena flor.
Entonces el Māra el Malvado, queriendo hacer que la bhikkhunī Uppalavaṇṇā sintiera miedo, terror y que se le pusiera la carne de gallina, queriendo sacarla del recogimiento, se acercó, y se dirigió a ella en verso:
«Has venido a este árbol sāl todo coronado de flores,
y estás sola en su raíz, oh, bhikkhunī.
Tu belleza es insuperable, niña tonta,
¿no tienes miedo de los bribones?».
Entonces la bhikkhunī Uppalavaṇṇā pensó: «¿Quién está recitando estos versos, un humano o un no humano?».
Luego pensó: «¡Este es Māra el Malvado, queriéndome hacer sentir miedo, terror y que se me ponga la carne de gallina, queriendo que salga de la contemplación!».
Entonces Uppalavaṇṇā, sabiendo que se trataba del Māra el Malvado, le respondió en verso:
«Incluso si 100.000 sinvergüenzas
como tú vinieran aquí,
no me movería ni un pelo ni entraría en pánico.
No te tengo miedo, Māra, ni siquiera sola.
Me desvaneceré
o entraré en tu vientre,
podría quedarme entre tus cejas
y aun así tú no me verías.
Soy la dueña de mi propia mente,
he desarrollado bien las bases de las habilidades paranormales,
estoy libre de todas las ataduras
y no le tengo miedo, señor».
Entonces el Māra el Malvado, pensando: «¡la bhikkhunī Uppalavaṇṇā me conoce!», miserable y triste, desapareció allí mismo.