SN 6.15: Parinibbāna

En cierto momento, el Buddha estaba entre un par de árboles de sal en el bosque de sal de los Mallas en Upavattana cerca de Kusinārā en el momento de su parinibbāna.

Entonces el Buddha dijo a los bhikkhus:

—Vamos, bhikkhus, os digo a todos: «Las cosas condicionadas se descomponen. Persistid con perseverancia».

Estas fueron las últimas palabras del Tathāgata.

Entonces el Buddha entró en la primera jhāna. Emergiendo de ella, entró en la segunda jhāna. Emergiendo de ella, entró y emergió sucesivamente de la tercera jhāna, la cuarta jhāna, un Lugar Vacío, un Lugar Sin Límites Conocidos, Ningún Lugar y sin los factores de aferramiento a la existencia. Luego entró en el cese de los factores de aferramiento a la existencia.

Luego emergió del cese de los factores de aferramiento a la existencia y entró sin los factores de aferramiento a la existencia. Emergiendo de ésta, entró y emergió sucesivamente de Ningún Lugar, un Lugar Sin Límites Conocidos, un Lugar Vacío, la cuarta jhāna, la tercera jhāna, la segunda jhāna y la primera jhāna. Emergiendo de ésta, entró y salió sucesivamente de la segunda jhāna y la tercera jhāna. Luego entró en la cuarta jhāna. Al emerger de ella, el Buddha se extinguió inmediatamente por completo.

Cuando el Buddha se extinguió por completo, junto con el Nibbāna total, el Brahmā Sahampati recitó este verso:

«Todas las criaturas de este mundo

deben dejar este saco de huesos.

Porque incluso un Maestro como éste,

sin rival en el mundo,

el Tathāgata, alcanzó la verdad,

el Buddha se extinguió por completo».

Cuando el Buddha se extinguió por completo, Sakka, el Señor de los Devas, recitó este verso:

«¡Oh! Todo lo que está compuesto es perecedero,

su naturaleza es surgir y cesar,

surgir y cesar;

es bueno encontrar la paz».

Cuando el Buddha se extinguió por completo, el venerable Ānanda recitó este verso:

«Fue un momento conmovedor

y horrible

cuando el Buddha, el mejor de todos,

se extinguió por completo».

Cuando el Buddha se extinguió por completo, el venerable Anuruddha recitó este verso:

«Ya no respira

el sabio se extinguió por completo.

Con paz mental ha entrado

en la paz profunda.

Aguantó el dolor

sin inmutarse.

Ahora la mente radiante ha

encontrado la libertad del Nibbāna».

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