SN 10.12: Con Āḷavaka

Esto he oído.

En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Āḷavī en la guarida del yakkha Āḷavaka.

Entonces el yakkha Āḷavaka se acercó al Buddha y le dijo:

—¡Sal, asceta!

El Buddha dijo:

—Está bien, señor.

­—¡Entra, asceta!

El Buddha dijo:

—Está bien, señor.

Y por segunda vez el yakkha Āḷavaka le dijo al Buddha:

—¡Sal, asceta!

El Buddha dijo:

—Está bien, señor.

—¡Entra, asceta!

El Buddha dijo:

—Está bien, señor.

Y por tercera vez el yakkha Āḷavaka le dijo al Buddha:

—¡Sal, asceta!

El Buddha dijo:

—Está bien, señor.

—¡Entra, asceta!

El Buddha dijo:

—Está bien, señor.

Y por cuarta vez el yakkha Āḷavaka le dijo al Buddha:

—¡Fuera, asceta!

—No, señor, no saldré. Haz lo que tengas que hacer.

—Te haré una pregunta, asceta. ¡Si no me respondes, te volveré loco, o te haré explotar el corazón, o te agarraré de los pies y te arrojaré a la otra orilla del Ganges!

—No veo a nadie en este mundo con sus devas, Māras y Brahmās, este mundo con sus ascetas y brahmanes, sus devas y humanos que puedan hacerme eso. Pero, de todos modos, pregunta lo que quieras.

El yakkha preguntó:

«¿Cuál es la mejor riqueza de una persona?

¿Qué trae felicidad cuando se practica bien?

¿Cuál es el sabor más dulce de todos?

El que dicen que tiene la mejor vida: ¿cómo vive?».

El Buddha contestó:

«Aquí la fe es la mejor riqueza de una persona.

La Enseñanza trae felicidad cuando se practica bien.

La verdad es el sabor más dulce de todos.

El que dicen que tiene la mejor vida vive por medio de la sabiduría».

El yakkha preguntó:

«¿Cómo cruzas el arroyo?

¿Cómo cruzas la corriente?

¿Cómo superas el sufrimiento?

¿Cómo te purificas?».

El Buddha contestó:

«Por la fe cruzo el arroyo,

y con la perseverancia, la corriente.

Con esfuerzo supero el sufrimiento

y soy purificado por la sabiduría».

El yakkha preguntó:

«¿Cómo se obtiene la sabiduría?

¿Cómo se gana la riqueza?

¿Cómo se obtiene una buena reputación?

¿Cómo se aferra a los amigos?

¿Cómo no se afligen los difuntos

al pasar de este mundo al siguiente?»

El Buddha contestó:

«El que es perseverante y perspicaz

gana sabiduría al querer aprender,

tiene confianza en los Dignos

y la Enseñanza para extinguirse.

Siendo responsable, actuando apropiadamente

y trabajando duro, gana riqueza.

La veracidad le gana una buena reputación.

Se aferra a los amigos dando.

Así es como los difuntos no se afligen

al pasar de este mundo al siguiente.

Un cabeza de familia fiel

que tiene estas cuatro cualidades

no se aflige después de fallecer:

verdad, principios, firmeza y generosidad.

Adelante, pregúntale a los demás también,

hay muchos ascetas y brahmanes,

mira si se encuentra algo mejor que la verdad,

la autorrealización, la generosidad y la paciencia».

El yakkha dijo:

«¿Por qué ahora cuestionaría

a los muchos ascetas y brahmanes?

Hoy entiendo

lo que es bueno para la próxima vida.

Verdaderamente fue para mi beneficio

que el Buddha viniera a quedarse en Āḷavī.

Hoy comprendo

qué es una ofrenda muy fructífera.

Yo mismo viajaré

de pueblo en pueblo, de aldea en aldea,

rindiendo homenaje al Buddha

y a la excelencia natural de la Enseñanza».

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