En cierto momento, el venerable Sāriputta se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, en el monasterio de Anāthapiṇḍika.
Allí, el venerable Anuruddha se levantó al amanecer y recitó pasajes de la Enseñanza. Luego, la madre del yakkha Piyaṅkara calmó a su pequeño niño, diciendo:
«¡No hagas ningún ruido, Piyaṅkara!
Un bhikkhu recita pasajes de la Enseñanza.
Cuando entendemos un pasaje,
podemos practicar para nuestro bienestar.
Evitemos dañar a los seres
y no digamos palabras mentirosas.
Debemos entrenarnos bien en ética y,
con suerte, seremos liberados del reino de los duendes».