En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Rājagaha, en la Arboleda de los Bambús, en el comedero de las ardillas.
Allí, la bhikkhunī Sukkā estaba impartiendo la Enseñanza, rodeada por una gran asamblea. Entonces, un yakkha se dedicó tanto a Sukkā que fue de calle en calle y de plaza en plaza, y en esa ocasión recitó estos versos:
«¿Qué pasa con estas personas en Rājagaha?
¡Duermen como si hubieran estado bebiendo hidromiel!
No asisten a Sukkā,
él está enseñando el estado inmortal.
Pero creo que los sabios
beberían ansiosamente
estas palabras doradas y vigorizantes,
de la misma manera
que un viajero bebe el agua de lluvia».