Cerca de Sāvatthī, en la arboleda de Jeta el Buddha se había retirado para descansar del calor del día. Entonces Sakka, el Señor de los Devas, y el Brahmā Sahampati se acercaron al Buddha y se colocaron uno junto a cada poste de la puerta.
Entonces Sakka recitó este verso en presencia del Buddha:
«¡Levántate, victorioso! ¡Salid al mundo,
deudores que habéis dejado la carga!
¡Tu mente ha alcanzado la libertad perfecta,
que la luna llena liberó de las sombras!».
El Brahma Sahampati dijo:
—Señor de los Devas, así no es como rendir homenaje a los Tathāgatas. Así es como debería de hacerse:
«¡Levántate, victorioso! ¡Sal al mundo,
liberado de deudas, conductor de caravanas!
¡Que el Maestro imparta la Enseñanza!
¡Habrá quienes comprendan!».