En cierto momento, el venerable Ānanda se estaba quedando cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, en el monasterio de Anāthapiṇḍika.
Más tarde, el venerable Ānanda se vistió por la mañana y, tomando su cuenco y su túnica, entró en Sāvatthī para pedir limosna con el venerable Vaṅgīsa, como su pacchāsamaṇa.
Y en ese momento el venerable Vaṅgīsa se sintió disgustado, ya que la lujuria infectó su mente. Luego se dirigió a Ānanda en verso:
«Tengo un ardiente deseo de placer,
¡mi mente está en llamas!
Por favor, por misericordia, hijo de Gotama,
dime cómo apagar estas llamas».
Ānanda le contestó:
«Tu mente está en llamas
debido a una perversión de la percepción.
Aléjate de la característica de las cosas
que son atractivas y provocan lujuria.
Ve todos los fenómenos condicionados
como perecederos, como desagradable y que no son tú.
Apaga el gran fuego de la lujuria,
no te quemes en ella una y otra vez.
Con la mente concentrada y serena,
Reflexiona sobre los aspectos desagradables del cuerpo.
Con las instrucciones de la práctica relativas al cuerpo,
llénate de desilusión.
Medita en lo que no tiene objeto,
abandona la predisposición al orgullo,
y cuando comprendas el orgullo,
vivirás en paz».