Hubo un tiempo en que varios bhikkhus se alojaban en un bosque en las tierras de Kosala.
Más tarde, después de completar los tres meses de la residencia de la temporada de lluvias, esos bhikkhus se dispusieron a peregrinar. Al no ver a esos bhikkhus, la deidad que acechaba ese bosque lloró. Y en esa ocasión recitó este versículo:
«Al ver tantos asientos vacíos hoy,
me parece que deben haber quedado insatisfechos.
¡Eran tan eruditos, tan brillantes predicadores!
¿A dónde se han ido estos discípulos de Gotama?».
Cuando hubo hablado, otra deidad le respondió con este otro verso:
«Han ido a Māgadha, han ido a Kosala,
y algunos están en las tierras de los Vajji.
Como ciervos que deambulan libres de ataduras,
los bhikkhus viven sin hogar».