SN 12.22: Los diez poderes (II)

En Sāvatthī.

—Bhikkhus, un Tathāgata tiene diez poderes y cuatro clases de seguridad en sí mismo. Con estos reclama el lugar del toro, ruge su rugido de león en las asambleas y hace girar la rueda sagrada.

Tales son las qualia, tal es el origen de las qualia, tal es la terminación de las qualia. Tal es la reacción emocional, tal es el origen de la reacción emocional, tal es el fin de la reacción emocional. Tal es la percepción, tal es el origen de la percepción, tal es el fin de la percepción. Así es la situación condicional, así es el origen de la situación condicional, así es el fin de la situación condicional. Tal es la cognición, tal es el origen de la cognición, tal es el fin de la cognición.

Cuando esto existe, es decir, debido al surgimiento de esto, aquello surge. Cuando esto no existe, eso no es, debido al cese de esto, aquello cesa. Es decir:

La ignorancia es una condición para la condicionalidad.

La condicionalidad es la condición para la vida. Así es como se origina toda esta masa de sufrimiento. Cuando la ignorancia se desvanece y cesa sin dejar rastro, cesa la condicionalidad. Cuando cesa la condicionalidad, cesa la vida. Así cesa toda esta masa de sufrimiento.

Así pues, la Enseñanza ha sido bien explicada por mí, aclarada, abierta, iluminada y analizada. Esto es suficiente para que alguien de una buena familia que ha renunciado por confianza estimule su esfuerzo. ¡Con mucho gusto, que solo queden piel, nervios y tendones! ¡Que la carne y la sangre se consuman en mi cuerpo! No dejaré de intentarlo hasta que haya logrado lo que es posible mediante la fuerza, el esfuerzo y el vigor varoniles.

Una persona perezosa vive en el sufrimiento, mezclada con vicios perjudiciales, y arruina gran parte de su propio bien. Una persona enérgica vive feliz, apartada de los vicios perjudiciales, y realiza gran parte de su propio bien.

Lo mejor no llega con lo peor. Lo mejor es alcanzado con lo mejor. Esta vida de renuncia es la crema, bhikkhus, y el Maestro está ante vosotros.

Por lo tanto, debéis despertar el esfuerzo para alcanzar lo inalcanzable, lograr lo inalcanzado y darse cuenta de lo irrealizado, pensando: «de esta manera, nuestro avance no será en vano, sino que será fructífero y fértil. Y nuestro uso de ropas, limosnas, comida, alojamiento, medicinas y provisiones si estamos enfermos será de gran fruto y beneficio para quienes las ofrecieron». Así es como debéis entrenar.

Considerar vuestro propio bien, bhikkhus, es suficiente para que persistáis con diligencia. Considerar el bien de los demás es suficiente para perseverar con diligencia. Tener en cuenta el bien de ambos es suficiente para que persistáis con diligencia.

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