En Sāvatthī.
—Hay cosas que son adictivas. Cuando se engendran las ventajas que brindan estas cosas, el ansia aumenta. El ansia es la condición para el aferramiento. A
sí es como se origina toda esta masa de sufrimiento.
Supongamos que hubiera un árbol joven. Y de vez en cuando alguien limpia alrededor de las raíces, suministra tierra y la riega. Alimentado y sostenido de esta manera, el árbol joven crecerá, de desarrollará y madurará.
De la misma forma, hay cosas que son adictivas. Cuando se engendran las ventajas que brindan estas cosas, el ansia aumenta. El ansia es la condición para el aferramiento. Así es como se origina toda esta masa de sufrimiento.
Hay cosas que son adictivas. Cuando se engendran los inconvenientes de estas cosas, el ansia cesa. Cuando cesa el ansia, cesa el aferramiento. Así cesa toda esta masa de sufrimiento.
Supongamos que hubiera un árbol joven. Luego viene una persona con una pala y una canasta. Corta el árbol joven por las raíces, lo desentierra y le arranca las raíces hasta las fibras y los tallos. Corta el árbol joven, corta las partes y lo parte en astillas. Seca las astillas al viento y al sol, las quema en la lumbre y las reduce a cenizas. Luego arroja las cenizas con un viento fuerte o una corriente rápida las arrastra. De esta manera, el árbol joven cortado de raíz, se trunca como un tocón de palma, se destruye y no puede surgir en el futuro.
De la misma forma, hay cosas que son adictivas. Cuando se engendran los inconvenientes de estas cosas, el ansia cesa. Cuando cesa el ansia, cesa el aferramiento… Así es como cesa toda esta masa de sufrimiento.