En Sāvatthī.
—Bhikkhus, antes de mi despertar, cuando todavía estaba sin despertar, pero esforzándome en despertar, pensé: «¡Ay! este mundo se ha metido en problemas. Nace, envejece, muere y renace, pero no sabe escapar de este sufrimiento, de la vejez y la muerte. ¡Oh! ¿cuándo se encontrará un escape a este sufrimiento, a la vejez y a la muerte?».
Entonces se me ocurrió: «¿Cuándo existe qué, hay vejez y muerte? ¿Cuál es la condición para la vejez y la muerte?».
Luego, con la adecuada intuición, comprendí con sabiduría: «cuando existe el renacimiento, hay vejez y muerte. El renacimiento es la condición para la vejez y la muerte».
Entonces se me ocurrió: «¿Cuándo existe qué, hay renacimiento?… la existencia… el aferramiento… el ansia… la reacción emocional… el contacto… los seis campos de los sentidos… las qualia y la conceptualización… ¿cuál es la condición para las qualia y la conceptualización?».
Luego, mediante la adecuada intuición, comprendí con sabiduría: «cuando existe la vida, existen las qualia y la conceptualización. La vida es la condición para las qualia y la conceptualización».
Entonces se me ocurrió: «¿Cuándo existe qué, hay vida? ¿Cuál es la condición para la vida?». Luego, con la adecuada intuición, comprendí con sabiduría: «cuando las qualia y la conceptualización existen, hay vida. Las qualia y la conceptualización son la condición para la vida».
Entonces se me ocurrió: «Esta vida se basa en las qualia y la conceptualización, y no va más allá de eso. Esta es la medida en que uno puede renacer, envejecer, morir, fallecer o reaparecer. Es decir: las qualia y la conceptualización son condiciones para la vida».
La vida es la condición para las qualia y la conceptualización. Las qualia y la conceptualización son la condición para la esfera de los sentidos. La esfera de los sentidos es la condición para el contacto. Así es como se origina toda esta masa de sufrimiento.
«Origen, este es el origen».
Tal fue la visión, el entendimiento, el conocimiento, la sabiduría y la visión que surgieron en mí acerca de las Enseñanzas que no había aprendido antes de ningún otro.
Entonces se me ocurrió: «¿Cuándo no existe qué, no hay vejez y muerte? ¿Cuándo cesan la vejez y la muerte?». Luego, con la adecuada intuición, comprendí con sabiduría: «cuando el renacimiento no existe, no hay vejez ni muerte. Cuando cesa el renacimiento, cesa la vejez y la muerte». Entonces se me ocurrió: «¿cuándo no existe qué, no hay renacimiento… la existencia… el aferramiento… el ansia… la reacción emocional… el contacto… los seis campos de los sentidos… las qualia y la conceptualización? ¿Cuándo cesan las qualia y la conceptualización?».
Luego, a través de la intuición correcta, comprendí con sabiduría: «cuando la vida no existe, las qualia y la conceptualización no llegan a existir. Cuando cesa la vida, cesan las qualia y la conceptualización».
Entonces se me ocurrió: «¿Cuándo no existe qué, no hay vida? ¿Cuándo cesa la vida?». Entonces, a través de la intuición correcta, comprendí con sabiduría: «cuando las qualia y la conceptualización no existen, no hay vida. Cuando cesan las qualia y la conceptualización, cesa la vida».
Entonces se me ocurrió: «He descubierto el camino del despertar. Es decir: cuando cesan las qualia y la conceptualización, cesa la vida. Cuando cesa la vida, cesan las qualia y la conceptualización. Cuando cesan las qualia y la conceptualización, cesa la esfera sensorial. Cuando cesa la esfera sensorial, cesa el contacto. Así cesa toda esta masa de sufrimiento».
«Cese, cese».
Tal fue la visión, el entendimiento, el conocimiento, la sabiduría y la visión que surgieron en mí acerca de las Enseñanzas que no había aprendido antes de ningún otro.
Supongamos que una persona camina por un bosque. Vería un camino antiguo, una ruta antigua recorrida por humanos en el pasado. Siguiéndolo, vería una ciudad antigua, una capital antigua, habitada por humanos en el pasado. Era encantador, completo con parques, arboledas, estanques de lotos y terraplenes.
Entonces esa persona informaría a un rey o su ministro: «por favor señor, debería saber esto. Mientras caminaba por un bosque, vi un camino antiguo, una ruta antigua recorrida por humanos en el pasado. Siguiéndolo vi una ciudad antigua, una capital antigua, habitada por humanos en el pasado. Era encantador, completo con parques, arboledas, estanques de lotos y terraplenes. ¡Señor, deberías reconstruir esa ciudad!».
Entonces ese rey o su ministro haría reconstruir esa ciudad. Y después de algún tiempo esa ciudad fue exitosa, próspera y llena de gente, alcanzado el crecimiento y la expansión. De la misma manera, vi un camino antiguo, una ruta antigua recorrida por Buddhas plenamente despiertos en el pasado.
—¿Y cuál es ese antiguo camino, el antiguo camino que recorrieron los Buddhas plenamente despiertos en el pasado?
—Es, sencillamente, este noble camino óctuple, es decir: creencia correcta, disposición correcta, discurso correcto, acción correcta, conducta correcta, esfuerzo correcto, práctica correcta y concentración correcta. Este es ese antiguo camino, el antiguo camino recorrido por los Buddhas plenamente despiertos en el pasado.
Siguiéndolo, conocí directamente la vejez y la muerte, su origen, su cese y la práctica que conduce a su cese. Siguiéndolo, conocí directamente el renacimiento… la existencia… el aferramiento… el ansia… la reacción emocional… el contacto… los seis campos de los sentidos… las qualia y la conceptualización… la vida…
Siguiéndolo, conocí directamente la situación condicional, su origen, su cese y la práctica que conduce a su cese.
Habiendo sabido esto directamente, se lo dije a los bhikkhus, bhikkhunīs, laicos y laicas. Y así es como esta vida de renuncia se ha vuelto exitosa y próspera, extensa, popular, generalizada y bien proclamada dondequiera que haya devas y humanos.