—Justo ahora, venerable, mientras descendía de la montaña del Pico del Buitre, vi un tronco decapitado volando por el aire. Tenía los ojos y la boca en el pecho. Buitres, cuervos y halcones seguían persiguiéndolo, picoteándolo y arañándolo mientras gritaba de dolor.
—Ese solía ser un verdugo llamado Hārika aquí mismo en Rājagaha.