—Justo ahora, venerable, mientras descendía de la montaña del Pico del Buitre, vi a una novicia volando por el aire. Su túnica exterior, cuenco, cinturón y cuerpo se quemaban, ardían y brillaban mientras gritaba de dolor. Se me ocurrió: «¡Es increíble, es increíble! ¡Cómo puede existir tal ser, tal entidad, tal renacimiento!».
Entonces el Buddha dijo a los bhikkhus:
—Bhikkhus, hay discípulos que son poseedores de la recta comprensión y episteme, ya que un discípulo sabe, ve y atestigua tal cosa.
Anteriormente, yo también vi a esa novicia, pero no hablé de eso. Porque si hubiera hablado de ello, otros no me habrían creído, lo que sería por su desgracia y sufrimiento duraderos.
Esa novicia solía ser una mala novicia en la época de la dispensación del Buddha Kassapa. Como resultado de ese hecho, ella ardió en el infierno durante muchos años, muchos cientos, muchos miles, muchos cientos de miles de años. Ahora ella experimenta el resultado residual de ese hecho en tal renacimiento.