En Sāvatthī.
Allí, cierto bhikkhu joven socializaba con las familias con demasiada frecuencia.
Los bhikkhus le dijeron:
—Venerable, no socialices con las familias con demasiada frecuencia.
Pero ese bhikkhu, cuando los bhikkhus le hablaron, no se detuvo.
Y luego varios bhikkhus se acercaron al Buddha, se inclinaron, se sentaron a un lado y le contaron lo que había sucedido. El Buddha dijo:
—En cierta ocasión, bhikkhus, había un gato parado junto a un callejón o un desagüe o un cubo de basura cazando un ratoncito, pensando: «¡Cuando ese ratoncito salga a comer, lo atraparé allí mismo y me lo comeré!». Y entonces ese ratoncito salió a alimentarse. El gato lo atrapó y se lo tragó apresuradamente sin masticar. Pero ese ratoncito se comió los intestinos y el mesenterio, provocando la muerte del gato y un dolor mortal.
De la misma manera, tomemos el caso de un cierto bhikkhu que se viste por la mañana y, tomando su cuenco y su túnica, entra en la aldea o pueblo a pedir limosna sin proteger el cuerpo, el habla y la mente, sin establecer la práctica correcta y sin restringir las facultades sensoriales. Allí ve a una mujer con poca ropa, con ropa reveladora. La lujuria infecta su mente, provocando la muerte o un dolor mortal.
Porque es la muerte en la Disciplina del noble rechazar la Disciplina y regresar a la vida mundana. Y es un dolor mortal cometer uno de los delitos corruptos para los que es posible la rehabilitación.
Por lo tanto, debe entrenar así: «entraremos en la aldea o en la ciudad para pedir limosna, protegiendo el cuerpo, el habla y la mente, estableciendo la práctica correcta y restringiendo las facultades sensoriales». Así es como debéis entrenar.