Esto he oído.
En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, en el monasterio de Anāthapiṇḍika. Allí, cierto bhikkhu joven iba a visitar a las familias con demasiada frecuencia.
Los bhikkhus le dijeron:
—Venerable, no vayas a visitar a las familias con demasiada frecuencia.
Cuando los bhikkhus le hablaron, ese bhikkhu respondió:
—Estos bhikkhus mayores creen que pueden ir a visitar a las familias, así que ¿por qué yo no?
Y luego varios bhikkhus se acercaron al Buddha, se inclinaron, se sentaron a un lado y le contaron lo que había sucedido.
El Buddha dijo:
—En cierta ocasión, bhikkhus, había un gran lago en la jungla, con nāgas viviendo cerca. Se sumergían en el lago y arrancaban bulbos de loto con sus troncos. Los lavaban a fondo hasta que estuvieran libres de barro antes de masticarlos y tragarlos. Eso era bueno para su aspecto y salud, y no resultaba en muerte o dolor mortal.
Los cachorros, siguiendo el ejemplo de los grandes nāgas, se lanzaron al lago y arrancaron bulbos de loto con sus trompas. Pero no los lavaron bien, y mientras todavía estaban embarrados los masticaron y se los tragaron. Eso no fue bueno para su aspecto y salud, y resultó en muerte o dolor mortal. De la misma manera, hay bhikkhus mayores que se visten por la mañana y, tomando su cuenco y su túnica, entran al pueblo o aldea a pedir limosna. Allí hablan sobre las Enseñanzas y los laicos demuestran su fe en ellas. Y cuando consiguen cosas, las usan desamarrados, desenraizados, desapegados, viendo los inconvenientes y entendiendo el escape. Eso es bueno para su aspecto y salud, y no resulta en muerte o dolor mortal.
Los bhikkhus menores, siguiendo el ejemplo de los bhikkhus mayores, se visten por la mañana y, tomando su cuenco y su túnica, entran en la ciudad o aldea a pedir limosna. Allí hablan sobre las Enseñanzas y los laicos demuestran su fe en ellas. Pero cuando consiguen las cosas, las usan amarrados, encaprichados, aferrados, ciegos a los inconvenientes, sin comprender el escape. Eso no es bueno para su aspecto y salud, y resulta en muerte o dolor mortal. Así que debéis entrenar así: «cuando tengamos cosas, las usaremos desamarrados, desenraizados, desapegados, viendo los inconvenientes y entendiendo el escape». Así es como debéis entrenar.