Esto he oído.
En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, en el monasterio de Anāthapiṇḍika. Allí, el venerable Mahāmoggallāna se dirigió a los bhikkhus:
—¡Bhikkhus!
—Venerable —respondieron.
El venerable Mahāmoggallāna dijo esto:
—Justo ahora, venerables, mientras estaba apartado en un lugar solitario me vino a la mente este pensamiento: «la gente habla del noble silencio».
—¿Qué es entonces este noble silencio?
—Se me ocurrió: «al desaparecer el direccionamiento de la mente hacia las formas en movimiento, un bhikkhu entra y se sumerge en la segunda jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que nace de la contemplación, con claridad y confianza subjetivas, y mente concentrada. A esto se le llama silencio noble».
Y así, al desaparecer el direccionamiento de la mente hacia las formas en movimiento, estaba entrando y permaneciendo en la segunda jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que nace de la contemplación, con claridad y confianza subjetivas, y mente concentrada.
Mientras estaba en esa contemplación, la fijación de la mente se desvió hacia consideraciones intelectuales.
Entonces el Buddha se acercó a mí con sus poderes sobrenaturales y dijo:
—¡Moggallāna, Moggallāna! ¡No descuides el noble silencio, brahmán! Tranquiliza tu mente en noble silencio, concentra tu mente y sumérgela en un noble silencio.
Y así, después de algún tiempo, al desaparecer el direccionamiento de la mente hacia las formas en movimiento entré y permanecí en la segunda jhāna…
Entonces, si alguien debería ser llamado con razón, discípulo que alcanzó las habilidades paranormales con la ayuda del Maestro, ese soy yo.