SN 35.86: Una Enseñanza en breve

Sentado a un lado, el venerable Ānanda le dijo al Buddha:.

—Maestro, que el Buddha me imparta brevemente la Enseñanza. Cuando la escuche, viviré solo, recogido, diligente, ardoroso y resuelto.

—¿Qué piensas, Ānanda? ¿Es el ojo imperecedero o perecedero?

—Es perecedero, Maestro.

—Pero si es perecedero, ¿es agradable o desagradable?

—Desagradable, Maestro.

—Pero si es algo perecedero, es desagradable y susceptible de venirse abajo, ¿es digno de ser considerado así: «esto es mío, yo soy esto, sobre esto tengo control»?

—No, señor.

—¿Son las imágenes… el contacto visual… las qualia visuales… la reacción emocional desagradable, agradable o indiferente que surge condicionada por las qualia visuales: eso es imperecedero o perecedero?

—Es perecedero, Maestro.

—Pero si es perecedero, ¿es agradable o desagradable?

—Desagradable, Maestro.

—Pero si es algo perecedero, es desagradable y susceptible de venirse abajo, ¿es digno de ser considerado así: «esto es mío, yo soy esto, sobre esto tengo control»?

—No, señor…

—¿Es la oreja… la nariz… la lengua… el cuerpo… el intelecto… la reacción emocional agradable, desagradable o indiferente que surge condicionada por los pensamientos, imperecedera o perecedera?

—Es perecedera, Maestro.

—Pero si es perecedera, ¿es agradable o desagradable?

—Desagradable, Maestro.

—Pero si es perecedera, desagradable y susceptible de venirse abajo, ¿es digno de ser considerado así: «esto es mío, yo soy esto, sobre esto tengo control»?

—No, señor.

—Al ver esto, un discípulo de los nobles entrenado se desilusiona con los ojos, con las imágenes, con el contacto visual y con las qualia visuales. Y se desilusiona con la reacción emocional desagradable, agradable o indiferente que surge condicionada por las qualia visuales.

Se desilusiona con el oído… con la nariz… con la lengua… con el cuerpo… con el intelecto… con la reacción emocional desagradable, agradable o indiferente que surge condicionada por los pensamientos.

Al estar desilusionado, el ansia se desvanece. Cuando el ansia se desvanece, se libera. Cuando está liberado, sabe que está liberado. Entiende: «El renacimiento se ha terminado, la vida de renuncia se completó, se hizo lo que tenía que hacer, no hay retorno a ningún estado de existencia».

Scroll to Top