SN 35.90: Perturbación (I)

—Bhikkhus, la perturbación es una enfermedad, la perturbación es un furúnculo, la perturbación es una espina. Por eso el Tathāgata vive imperturbable, con la espina arrancada.

Ahora bien, debéis tenéis este objetivo, bhikkhus: «que pueda vivir imperturbable, con la espina arrancada». Por tanto, no os identifiquéis con el ojo, que no os identifiquéis con «el ojo es mío». No os identifiquéis con las imágenes… con el contacto visual… con las qualia visuales….

No os identifiquéis con las reacciones emocionales agradables, desagradables o indiferentes que surgen condicionadas por las qualia visuales. No os identifiquéis con eso, no os identifiquéis como eso, no os identifiquéis en eso y no os identifiquéis como que «eso es mío».

No os identifiquéis con la oreja… con la nariz… con la lengua… con el cuerpo… con el intelecto, con las ideas, con el contacto mental, con los pensamientos… No os identifiquéis con las reacciones emocionales agradables, desagradables o indiferentes que surgen condicionadas por los pensamientos. No os identifiquéis con eso, no os identifiquéis como eso, no os identifiquéis en eso y no os identifiquéis como que «eso es mío».

No os identifiquéis con todo, no os identifiquéis como todo, no os identifiquéis en todo y no os identifiquéis como que «todo es mío».

Si no os identificáis, no os aferráis a nada en el mundo. Sin ansia, no estáis ansiosos. Al no estar ansiosos, os extinguiréis. Entenderéis: «El renacimiento se ha terminado, la vida de renuncia se completó, se hizo lo que tenía que hacer, no hay retorno a ningún estado de existencia».

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