SN 41.8: Nigaṇṭha Nāṭaputta

En ese momento, Nigaṇṭha Nāṭaputta había llegado a Macchikāsaṇḍa junto con una gran asamblea de ascetas jainistas.

Citta, el cabeza de familia, se enteró de que habían llegado. Junto con varios seguidores laicos, se acercó a Nigaṇṭha Nātaputta e intercambió saludos con él.

Cuando terminaron los saludos y la conversación de cortesía, se sentó a un lado. Nigaṇṭha Nātaputta le dijo:.

—Cabeza de familia, ¿crees en la afirmación del asceta Gotama de que existe un estado contemplativo sin direccionar de la mente sobre las formas en movimiento, que existe el cese de dirigir la mente sobre las formas en movimiento?

—Señor, en este caso no confío en la afirmación del Buddha de que existe un estado contemplativo sin direccionar de la mente sobre las formas en movimiento, que existe el cese de enfocar la mente ni mantenerla conectada.

Cuando dijo esto, Nigaṇṭha Nātaputta miró a su asamblea y dijo:.

—¡Miren, buenos señores, qué sencillo es este cabeza de familia Citta! No es taimado ni engañoso en absoluto. Imaginar que puedes dejar de enfocar la mente ni mantenerla conectada sería como imaginar que puedes atrapar el viento en una red o represar el río Ganges con tu propia mano.

Preguntó Citta:.

—¿Qué piensas, maestro? ¿Qué es mejor, la episteme o la fe?

—La episteme es definitivamente mejor que la fe, cabeza de familia.

—Bueno, maestro, cuando quiero, suficientemente apartado de los placeres sensoriales, apartado de los vicios, entro y permanezco en la primera jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que surgen del recogimiento, mientras enfoco la mente y la mantengo conectada. Y cuando quiero, a medida que desaparece el dirigir la mente sobre las formas en movimiento… entro y permanezco en la segunda jhāna. Y cuando quiero, con el desvanecimiento del placer… entro y permanezco en la tercera jhāna. Y cuando quiero, renunciando al placer y al dolor… entro y me quedo en la cuarta jhāna.

Y así, maestro, ya que sé y veo así, ¿por qué debería confiar en la creencia en otro asceta o brahmán que afirma que hay un estado contemplativo sin direccionar de la mente sobre las formas en movimiento, que existe el cese de dirigir la mente sobre las formas en movimiento?

Cuando dijo esto, Nigaṇṭha Nātaputta miró con recelo a su propia asamblea y dijo:.

—¡Miren, buenos señores, qué retorcido es este cabeza de familia Citta! ¡Es tan taimado y engañoso!

—Señor, acabo de entender que dijo: «¡Miren, buenos señores, qué sencillo es este cabeza de familia Citta! No es taimado ni engañoso en absoluto». Pero entonces entendí que dijiste: «¡Miren, buenos señores, qué torcido es este cabeza de familia Citta! ¡Es tan taimado y engañoso!». Si tu primera afirmación es verdadera, la segunda es incorrecta. Si tu primera afirmación es incorrecta, la segunda es verdadera.

Y también, maestro, estas diez preguntas legítimas son relevantes. Cuando comprenda lo que significan, entonces, junto con su asamblea de ascetas jainistas, podrá refutarme. «Una cosa: pregunta, resumen y respuesta. Dos… tres… cuatro… cinco… seis… siete… ocho… nueve… diez cosas: pregunta, resumen y respuesta».

Entonces Citta se levantó de su asiento y se fue sin hacerle a Nigaṇṭha Nātaputta estas diez preguntas legítimas.

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