En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, en el monasterio de Anāthapiṇḍika. Entonces un asceta se acercó al Buddha, se inclinó, se sentó a un lado y le dijo:.
—Maestro, que el Buddha me imparta la Enseñanza brevemente. Cuando la escuche, viviré solo, recogido, diligente, entusiasta y resuelto.
—Así es exactamente como algunas personas tontas me preguntan. Pero cuando se les ha explicado la Enseñanza, solo piensan en correr detrás de mí.
—¡Señor, que el Buddha me imparta la Enseñanza en breve! ¡Que el Maestro me imparta brevemente la Enseñanza! ¡Ojalá pueda entender el significado de lo que dice el Buddha! ¡Ojalá pueda ser un heredero de las Enseñanzas del Buddha!
—Bueno, entonces, asceta, debes comenzar por perfeccionar la base de todo lo que es bueno.
—¿Cuál es la base de todo lo que es bueno?
—Ética bien depurada y creencia correcta. Cuando la ética está bien purificada y el creencia es correcto, debe desarrollarse las cuatro instrucciones de la práctica de tres maneras, dependiendo de la ética y basada en ella.
—¿Qué cuatro?
—Es cuando el bhikkhu entrena según las instrucciones de la práctica del cuerpo en el cuerpo subjetivamente, apagando el fuego en la mente siendo consciente de las tendencias subyacentes y suprimiendo, mediante la Disciplina, el ansia que lleva a la conciencia al sometimiento. O entrena según las instrucciones de la práctica del cuerpo en el cuerpo objetivamente, apagando el fuego en la mente siendo consciente de las tendencias subyacentes y suprimiendo, mediante la Disciplina, el ansia que lleva a la conciencia al sometimiento. O entrena según las instrucciones de la práctica del cuerpo en el cuerpo subjetivamente y objetivamente, apagando el fuego en la mente siendo consciente de las tendencias subyacentes y suprimiendo, mediante la Disciplina, el ansia que lleva a la conciencia al sometimiento.
O entrena con ahínco aplicando las instrucciones de la práctica de las emociones en las emociones subjetivamente… objetivamente… subjetivamente y objetivamente, apagando el fuego en la mente siendo consciente de las tendencias subyacentes y suprimiendo, mediante la Disciplina, el ansia que lleva a la conciencia al sometimiento.
O entrena con ahínco aplicando las instrucciones de la práctica de la mente en la mente subjetivamente… objetivamente… subjetiva y objetivamente, apagando el fuego en la mente siendo consciente de las tendencias subyacentes y suprimiendo, mediante la Disciplina, el ansia que lleva a la conciencia al sometimiento.
O contempla los fenómenos, en el sentido de los cinco factores del aferramiento a la existencia subjetivamente… objetivamente… subjetivamente y objetivamente, apagando el fuego en la mente siendo consciente de las tendencias subyacentes y suprimiendo, mediante la Disciplina, el ansia que lleva a la conciencia al sometimiento..
Cuando se desarrolla las cuatro instrucciones de la práctica de estas tres formas, dependiendo de la ética y basada en ella, se puede esperar un crecimiento, no una disminución, en las cualidades meritorias, ya sea de día o de noche.
Y entonces ese asceta aprobó y estuvo de acuerdo con lo que dijo el Buddha. Se levantó de su asiento, hizo una reverencia y rodeó respetuosamente al Buddha, manteniéndolo a su derecha, antes de irse.
Entonces ese asceta, que vivía solo, recogido, diligente, entusiasta y resuelto, pronto logró el fin supremo de la vida de renuncia en esta misma vida. Vivió habiendo logrado con sus habilidades paranormales la meta por la que los jóvenes de buena familia abandonan su hogar por la vida sin hogar.
Entendió: «El renacimiento ha terminado, se ha completado la vida de renuncia, lo que se tenía que hacer se ha hecho, no hay retorno a ningún estado de existencia». Y ese asceta se convirtió en uno de los Dignos.