En cierto momento, el Buddha se encontraba cerca de Kosambī en el bosque de Palisandro. Entonces el Buddha tomó algunas hojas de palisandro en su mano y se dirigió a los bhikkhus:
—¿Qué os parece, bhikkhus? ¿Qué es más: las pocas hojas que tengo en la mano o las del resto del bosque?
—Señor, las pocas hojas que tiene en la mano son una pequeña cantidad. Hay muchas más hojas en el resto del bosque.
—Del mismo modo, hay mucho más que he sabido directamente pero que no he explicado. Lo que he explicado es una pequeña cantidad.
¿Y por qué no lo he explicado? Porque no es beneficioso ni relevante para la vida de renuncia. No conduce a la desilusión, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, a la comprensión, a la iluminación y a Nibbāna. Por eso no lo he explicado.
¿Y qué he explicado? He explicado: «Esto es sufrimiento…». «Este es el origen del sufrimiento…». «Este es el cese del sufrimiento…». «Esta es la práctica que lleva al cese del sufrimiento».
¿Y por qué lo he explicado? Porque es beneficioso y relevante para la vida de renuncia. Conduce a la desilusión, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, a la comprensión, a la iluminación y a Nibbāna. Por eso lo he explicado.
Por eso debéis practicar la contemplación.