—Hay, bhikkhus, estos dos poderes.
—¿Qué dos poderes?
—El poder de la reflexión y el poder del cultivo.
—¿Y, bhikkhus, qué es el poder de la reflexión?
—Es cuando alguien reflexiona: «La mala conducta del cuerpo, del habla o de la mente tiene resultados malos y dolorosos tanto en esta vida como en la siguiente». Reflexionando así, abandona la mala conducta en el cuerpo, en el habla y en la mente, y cultiva una buena conducta en el cuerpo, en el habla y en la mente, manteniéndose puro. A esto se le llama poder de reflexión.
—¿Y qué es el poder del cultivo?
—Es cuando un bhikkhu desarrolla las instrucciones de la práctica de la respiración junto con los factores de la iluminación, de la práctica, el recogimiento, el desapasionamiento y la cesación que maduran en la renuncia que se basan en la soledad, en el esfuerzo, en el placer, la tranquilidad, la concentración y la impasibilidad, que se basan en el recogimiento, en el desapasionamiento y en la cesación y que maduran en la renuncia. A esto se le llama el poder del desarrollo.
Estos son los dos poderes.