Allí, Sāriputta se dirigió a los bhikkhus:
—¡Venerables bhikkhus!
—Venerable —respondieron.
Sāriputta dijo esto:
—Venerables, se habla de una persona propensa a declinar y otra no propensa a declinar. Pero, ¿cómo definió el Buddha a una persona propensa a declinar y a otra no propensa a declinar?
—Venerable, viajaríamos un largo camino para aprender el significado de esta declaración en presencia del venerable Sāriputta. Que el mismo Venerable Sāriputta aclare el significado de esto. Los bhikkhus lo escucharán y lo recordarán.
—Entonces escuchad y prestad mucha atención, yo hablaré.
—Sí, venerable —respondieron.
Sāriputta dijo esto:
—¿Cómo definió Buddha a una persona propensa al declive?
—Cuando un bhikkhu no llega a escuchar una enseñanza que no había escuchado antes. Olvida las enseñanzas que ha escuchado. No recuerda aquellas enseñanzas con las que ya está familiarizado. Y no llega a entender lo que no había entendido antes. Así es como el Buddha definió a una persona propensa a declinar.
—¿Y cómo definió Buddha a una persona que no está sujeta al declive?
—Cuando un bhikkhu llega a escuchar una enseñanza que no había escuchado antes. Recuerda las enseñanzas que ha escuchado. Recuerda aquellas enseñanzas con las que ya está familiarizado. Y llega a comprender lo que no había entendido antes. Así es como el Buddha definió a una persona que no puede declinar.
Si un bhikkhu no es hábil en los caminos de la mente de los demás, entonces debe entrenarse a sí mismo: «Seré hábil en los caminos de mi propia mente».
—¿Y cómo un bhikkhu es hábil en los caminos de su propia mente?
—Supongamos que hubiera una mujer o un hombre o un chaval joven aficionado a los adornos, mira su propio reflejo en un espejo limpio y brillante o en un cuenco de agua transparente. Si ve suciedad o imperfecciones allí, intentará eliminarlas. Pero si no ve suciedad o imperfecciones allí, está feliz con eso, ya que tiene todo lo que desea: «¡Qué suerte que estoy limpio!».
De la misma manera, verificar es muy útil para las cualidades meritorias de un bhikkhu. «¿La satisfacción se encuentra a menudo en mí, o no? ¿Se encuentra a menudo bondad en mí, o no? ¿Se encuentra a menudo en mí la liberación de adormecimiento y somnolencia, o no? ¿La calma se encuentra a menudo en mí, o no? ¿Se encuentra a menudo confianza en mí, o no? ¿La benevolencia se encuentra a menudo en mí, o no? ¿La pureza de la mente se encuentra a menudo en mí, o no? ¿Se encuentra en mí placer interno con la Enseñanza, o no? ¿Se encuentra en mí la tranquilidad interior de la mente, o no? ¿Se encuentra en mí la intuición acerca de los fenómenos condicionados, o no?».
Supongamos que un bhikkhu, mientras revisa, no ve ninguna de estas cualidades meritorias en sí mismo. Para conseguirlas, debe ejercer una fuerza, un esfuerzo, una diligencia, un entusiasmo, una perseverancia, un entendimiento y una vigilia notables.
Supongamos que su ropa o su cabeza están en llamas. Para extinguirlas, le echaría ganas, aplicaría esfuerzo, celo, vigor, perseverancia, práctica y entendimiento intensos. De la misma manera, debe aplicar un entusiasmo intenso para obtener esas cualidades meritorias…
Supongamos que un bhikkhu, mientras revisa, ve algunas de estas cualidades meritorias en sí mismo, pero no ve otras. Basado en las cualidades meritorias que ve, debe ejercer una fuerza, un esfuerzo, una diligencia, un entusiasmo, una perseverancia, un entendimiento y una vigilia notables para obtener las cualidades meritorias que no ve.
Supongamos que su ropa o su cabeza están en llamas. Para extinguirlas, le echaría ganas, aplicaría esfuerzo, celo, vigor, perseverancia, práctica y entendimiento intensos. De la misma manera, basados en las cualidades meritorias que ve, debe aplicar un entusiasmo intenso para obtener esas cualidades meritorias que no ve.
Pero supongamos que un bhikkhu, mientras revisa, ve todas estas cualidades meritorias en sí mismo. Basados en todas estas cualidades meritorias, debe practicar más la concentración para acabar con las tendencias subyacentes.
