—Bhikkhus, si no se encontraran tres cosas, el Tathāgata, el Digno, el Buddha completamente iluminado no surgiría en el mundo, y la Enseñanza y la Disciplina proclamadas por el Tathāgata no brillarían en el mundo.
—¿Qué tres?
—El renacimiento, la vejez y la muerte. Si no se encontraran estas tres cosas, el Tathāgata, el Digno, el Buddha completamente iluminado no surgiría en el mundo, y la Enseñanza y la Disciplina proclamadas por el Tathāgata no brillarían en el mundo. Pero desde que se encuentran estas tres cosas, el Tathāgata, el Digno, el Buddha completamente iluminado surge en el mundo, y la Enseñanza y la Disciplina proclamadas por el Tathāgata brillan en el mundo.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar al renacimiento, a la vejez y a la muerte.
—¿Qué tres?
—El ansia, la aversión y la ignorancia. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar al renacimiento, a la vejez y a la muerte.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia.
—¿Qué tres?
—La duda, una creencia incorrecta de que la adherencia a las reglas y ritos permite librarse del Saṁsāra, la creencia en la personificación.
Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a la creencia en la personificación, la duda y la comprensión errónea de los preceptos y las observancias.
—¿Qué tres?
—El pensamiento ilógico, seguir un camino equivocado y la pereza mental. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a la creencia en la personificación, la duda y la comprensión errónea de los preceptos y las observancias.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a un pensamiento ilógico, a seguir un camino equivocado y a la lentitud mental.
—¿Qué tres?
—La distracción, la falta de entendimiento y la mente distraída. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a un pensamiento ilógico, a seguir un camino equivocado y a la lentitud mental.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a la distracción, a la falta de entendimiento y a la mente distraída.
—¿Qué tres?
—No querer ver a los nobles, no querer escuchar las enseñanzas de los nobles, y una mente que busca defectos. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a la distracción, a la falta de entendimiento y a la mente distraída.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a no querer ver a los nobles, no querer escuchar las enseñanzas de los nobles y una mente que busca defectos.
—¿Qué tres?
—La inquietud, la falta de moderación y la conducta poco ética. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a no querer ver a los nobles, a no querer escuchar las enseñanzas de los nobles y a una mente que busca defectos.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a la inquietud, la falta de restricción y la conducta poco ética.
—¿Qué tres?
—La falta de fe, la tacañería y la pereza. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a la inquietud, a la falta de restricción y a la conducta poco ética.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a la falta de fe, a la tacañería y a la pereza.
—¿Qué tres?
—La negligencia, ser difícil de amonestar y tener malos amigos. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a la falta de fe, a la tacañería y a la pereza.
Sin renunciar a tres cosas, no se puede renunciar a la negligencia, a ser difícil de amonestar y a tener malos amigos.
—¿Qué tres?
—La desvergüenza, la falta de escrupulosidad y la negligencia. Sin renunciar a estas tres cosas, no se puede renunciar a la negligencia, a ser difícil de amonestar y a tener malos amigos.
Bhikkhus, alguien que carece de vergüenza y de escrupulosidad es negligente. Cuando eres negligente, no puedes renunciar a la negligencia, a ser difícil de amonestar y a tener malos amigos. Cuando tienes malos amigos, no puedes renunciar a la falta de fe, a la tacañería y a la pereza. Cuando eres un vago, no puedes renunciar a la inquietud, a la falta de restricción y a la conducta poco ética. Cuando no eres ético, no puedes renunciar a no querer ver a los nobles, a no querer escuchar las enseñanzas de los nobles y a tener una mente que busca defectos. Cuando tienes una mente que busca defectos, no puedes renunciar a la distracción, a la falta de entendimiento y a una mente distraída. Cuando la mente está distraída, no puedes abandonar el pensamiento ilógico, ni el camino equivocado ni la lentitud mental. Cuando la mente está inactiva, no se puede renunciar a la creencia en la personificación, ni a la duda ni a la comprensión errónea de los preceptos y las observancias. Cuando hay duda, no se puede renunciar al ansia, ni a la aversión ni a la ignorancia.
Sin renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia, no se puede renunciar al renacimiento, a la vejez y a la muerte.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar al renacimiento, a la vejez y a la muerte.
—¿Qué tres?
—El ansia, la aversión y la ignorancia. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar al renacimiento, a la vejez y a la muerte.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia.
—¿Qué tres?
—La duda, una creencia incorrecta de que la adherencia a las reglas y ritos permite librarse del Saṁsāra y la creencia en la personificación. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a la creencia en la personificación, la duda y la comprensión errónea de los preceptos y las observancias.
—¿Qué tres?
—El pensamiento ilógico, seguir un camino equivocado y la pereza mental. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar a la creencia en la personificación, a la duda y a la comprensión errónea de los preceptos y las observancias.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a un pensamiento ilógico, a seguir un camino equivocado y a la lentitud mental.
—¿Qué tres?
—La distracción, la falta de entendimiento y la mente distraída. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede abandonar el pensamiento ilógico, a seguir un camino equivocado y a la lentitud mental.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a la distracción, a la falta de entendimiento y a la mente distraída.
—¿Qué tres?
—No querer ver a los nobles, no querer escuchar las enseñanzas de los nobles, y una mente que busca defectos. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar a la distracción, a la falta de entendimiento y a la mente distraída.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a no querer ver a los nobles, a no querer escuchar las enseñanzas de los nobles y a tener una mente que busca defectos.
—¿Qué tres?
—La inquietud, la falta de restricción y la conducta poco ética. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar a no querer ver a los nobles, a no querer escuchar las enseñanzas de los nobles y a tener una mente que busca defectos.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a la inquietud, a la falta de restricción y a la conducta poco ética.
—¿Qué tres?
—La falta de fe, la tacañería y la pereza. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar a la inquietud, a la falta de restricción y a la conducta poco ética.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a la falta de fe, a la tacañería y a la pereza.
—¿Qué tres?
—La negligencia, ser difícil de amonestar y tener malos amigos. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar a la falta de fe, a la tacañería y a la pereza.
Después de renunciar a tres cosas, se puede renunciar a la negligencia, a ser difícil de amonestar y a tener malos amigos.
—¿Qué tres?
—La desvergüenza, la falta de escrupulosidad y la negligencia. Después de renunciar a estas tres cosas, se puede renunciar a la negligencia, a ser difícil de amonestar y a tener malos amigos.
Bhikkhus, quien tiene vergüenza y escrupulosidad es diligente. Cuando eres diligente, puedes dejar de ser indiferente, ser difícil de amonestar y tener malos amigos. Cuando tienes buenos amigos puedes renunciar a la falta de fe, a la tacañería y a la pereza. Cuando eres enérgico, puedes renunciar a la inquietud, a la falta de moderación y a la conducta poco ética. Cuando eres ético, puedes renunciar a no querer ver a los nobles, a no querer escuchar las enseñanzas de los nobles y a tener una mente que busca defectos. Cuando no tienes una mente que busca defectos, puedes renunciar a la distracción, a la falta de entendimiento y a una mente distraída. Cuando tu mente no está distraída, puedes renunciar a un pensamiento ilógico, a seguir un camino equivocado y a la lentitud mental. Cuando tu mente no está inactiva, puede renunciar a la creencia en la personificación, a la duda y a la comprensión errónea de los preceptos y las observancias. Cuando no tienes duda, puedes renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia. Después de renunciar al ansia, a la aversión y a la ignorancia, puedes renunciar al renacimiento, a la vejez y a la muerte.
