MN 133: Mahākaccāna y una hermosa noche

Esto he oído.

Hubo un tiempo en que el Buddha se alojaba cerca de Rājagaha en el monasterio de las Aguas Termales.

Entonces el venerable Samiddhi se levantó al amanecer y fue a bañarse a las aguas termales. Cuando se hubo bañado y salió del agua, se quedó de pie con una túnica secándose.

Luego, a altas horas de la noche, un deva glorioso, iluminando todas las fuentes termales, se acercó a Samiddhi, se hizo a un lado y le dijo a Samiddhi:

—Bhikkhu, ¿recuerdas el pasaje de recitación y análisis de «Una hermosa noche»?

—No, venerable, no lo recuerdo. ¿Tú sí?

—Yo tampoco. ¿Pero recuerdas solo los versos de «Una hermosa noche»?

—Yo no. ¿Tú sí?

—Yo tampoco. Aprende el pasaje para la recitación y análisis de «Una hermosa noche», bhikkhu, memorízalo y recuérdalo. Es beneficioso y se relaciona con los fundamentos de la vida de renuncia.

Eso es lo que le dijo ese deva, antes de desaparecer allí mismo. Luego, cuando pasó la noche, Samiddhi se acercó al Buddha, se inclinó, se sentó a un lado y le contó lo que había sucedido.

Luego añadió:

—Señor, por favor enséñame el pasaje de recitación y análisis de «Una hermosa noche».

—Entonces, bhikkhu, escucha y presta mucha atención, yo hablaré.

—Sí, señor —respondió Samiddhi.

El Buddha dijo esto:

Eso es lo que dijo el Buddha. Cuando hubo hablado, el Bendito se levantó de su asiento y entró en su alojamiento.

Poco después de que el Buddha se hubo ido, unos bhikkhus pensaron: «El Buddha dio este breve pasaje para fuera recitado, luego entró en su alojamiento sin explicar el significado en detalle. ¿Quién podrá explicar en detalle el significado de este breve resumen del Buddha?».

Entonces esos bhikkhus pensaron: «El venerable Mahākaccāna es alabado por el Buddha y estimado por sus sensatos compañeros renunciantes. Es capaz de explicar en detalle el significado de este breve pasaje para recitar dado por el Buddha».

—Vayamos con él y preguntémosle sobre este asunto —dijeron.

Luego, esos bhikkhus fueron a Mahākaccāna e intercambiaron saludos con él. Cuando terminaron los saludos y la conversación cortés, se sentaron a un lado. Le contaron lo sucedido y le dijeron:

—Que el venerable Mahākaccāna nos explique esto.

—Venerables, supongamos que hay una persona que necesita duramen. Y mientras deambula en busca de duramen, se encuentra con un gran árbol de pie con duramen. Pero pasa por alto de las raíces y el tronco, imaginando que el duramen debería buscarse en las ramas y hojas. Así sucede con vosotros, venerables. Aunque estabais delante del Buddha, pasasteis de largo, imaginando que podríais preguntarme a mi sobre este asunto. Pero él es el Buddha, el que conoce y ve. Él es la visión, es el conocimiento, es la verdad, es supremo. Él es el Maestro, el proclamador, el esclarecedor del significado, el otorgador de lo inmortal, el señor de la verdad, el Tathāgata. Aquel fue el momento de acercarse al Buddha y preguntarle sobre este asunto. Deberíais haber recordado la respuesta del Buddha.

—Ciertamente él es el Buddha, el que conoce y ve. Él es la visión, es el conocimiento, es la verdad, es supremo. Él es el Maestro, el proclamador, el esclarecedor del significado, el otorgador de lo inmortal, el señor de la verdad, el Tathāgata. Aquel fue el momento de acercarse al Buddha y preguntarle sobre este asunto. Deberíamos haber recordado la respuesta del Buddha. Aun así, el Buddha alaba al venerable Mahākaccāna y sus sensatos compañeros renunciantes lo estiman. Es capaz de explicar en detalle el significado de este breve pasaje para recitar dado por el Buddha. Explícanos esto, si no es un problema.

—Bueno, venerables, escuchad y prestad mucha atención, hablaré.

—Sí, venerable —respondieron. El venerable Mahākaccāna dijo esto:

—Venerables, el Buddha dio este breve pasaje para que lo recitaran, luego entró en su alojamiento sin explicar el significado en detalle:

Y así es como entiendo el significado detallado de este pasaje para la recitación.

—¿Y cómo se vuelve al pasado?

—Es cuando la conciencia se ata allí con el ansia y la lujuria, pensando: «En el pasado tenía esos ojos y esas imágenes». Así que disfruta con eso, y ahí es cuando se vuelve al pasado. Es cuando la conciencia se ata allí con el ansia y la lujuria, pensando: «En el pasado tenía tales oídos y tales sonidos… tal nariz y tales olores… tal lengua y tales gustos… tal cuerpo y tales tactos… tal intelecto y tales ideas». Así que se disfruta con eso, y ahí es cuando se vuelve al pasado. Así es como se vuelve al pasado.

—¿Y cómo no se vuelve al pasado?

—Es cuando la conciencia no se ata allí con el ansia y la lujuria, pensando: «En el pasado tenía esos ojos y esas imágenes». Así que no disfruta con eso, y ahí es cuando no se vuelve al pasado. Es cuando la conciencia no se ata allí con el ansia y la lujuria, pensando: «En el pasado tenía tales oídos y tales sonidos… tal nariz y tales olores… tal lengua y tales gustos… tal cuerpo y tales tactos… tal intelecto y tales ideas». Así que no disfruta con eso, y ahí es cuando no se vuelve al pasado. Así es como no se vuelve al pasado.

—¿Y cómo se espera el futuro?

—Es cuando la conciencia está empeñada en conseguir lo que no tiene, pensando: «Ojalá tenga esos ojos y esas imágenes en el futuro». Así que disfruta con eso, y ahí es cuando se espera el futuro. Es cuando la conciencia está empeñada en conseguir lo que no tiene, pensando: «¿Podré tener tales oídos y tales sonidos… tal nariz y tales olores… tal lengua y tales sabores… tal cuerpo y tales tactos… tal intelecto y tales ideas en el futuro?». Así que disfruta con eso, y ahí es cuando se espera el futuro. Así es como se espera el futuro.

—¿Y cómo no se espera el futuro?

—Es cuando la conciencia no está empeñada en conseguir lo que no tiene, pensando: «Ojalá tenga esos ojos y esas imágenes en el futuro». Así que no disfruta con eso, y ahí es cuando no se espera el futuro. Es cuando la conciencia no está empeñada en conseguir lo que no tiene, pensando: «¿Podré tener tales oídos y tales sonidos… tal nariz y tales olores… tal lengua y tales sabores… tal cuerpo y tales tactos… tal intelecto y tales ideas en el futuro?». Así que no disfruta con eso, y ahí es cuando no se espera el futuro.

Así es como no se espera el futuro.

—¿Y de qué manera, bhikkhus, uno no está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente?

—Es cuando en el presente surgen tanto el ojo como las imágenes. Si la conciencia se ata allí con el ansia y la lujuria, se complace en ello. Ahí es cuando uno no está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente. Es cuando en el presente surgen tanto el oído como los sonidos… la nariz y los olores… la lengua y los gustos… el cuerpo y el tacto… el intelecto y las ideas. Si la conciencia se ata allí con el ansia y la lujuria, se complace en ello, y ahí es cuando uno no está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente. Así es cuando uno no está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente.

—¿Y de qué manera, bhikkhus, uno está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente?

—Es cuando en el presente surgen tanto el ojo como las imágenes. Si la conciencia no se ata allí con el ansia y la lujuria, no se complace en ello. Ahí es cuando uno está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente. Es cuando en el presente surgen tanto el oído como los sonidos… la nariz y los olores… la lengua y los gustos… el cuerpo y el tacto… el intelecto y las ideas. Si la conciencia no se ata allí con el ansia y la lujuria, no se complace en ello, y ahí es cuando uno está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente. Así es cuando uno está en sintonía con las condiciones que surgen en el presente.

Así es como entiendo el significado detallado de este breve pasaje para recitar que dio el Buddha.

Si lo deseáis, podéis ir al Buddha y preguntarle sobre esto. Debéis recordar la respuesta del Buddha.

—Sí, venerable —dijeron esos bhikkhus, aprobando y estando de acuerdo con lo que dijo Mahākaccāna. Luego se levantaron de sus asientos y fueron hacia donde estaba el Buddha, se inclinaron, se sentaron a un lado y le contaron lo que había sucedido, agregando:

—Mahākaccāna nos explicó claramente el significado de esta manera, con estas palabras y frases.

—Mahākaccāna es inteligente, bhikkhus, tiene una gran sabiduría. Si vinierais a mí y me hicierais esta misma pregunta, la respondería exactamente de la misma manera que Mahākaccāna. Eso es lo que significa y así es como debéis recordarlo.

Eso es lo que dijo el Buddha. Satisfechos, los bhikkhus se alegraron con lo que dijo el Buddha.

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