Esto he oído.
En cierto momento, el Buddha estaba vagando por la tierra de los kosalanos junto con un gran Saṅgha de los bhikkhus cuando llegó a un pueblo de los brahmanes de Kosala llamado Nagaravinda.
Los brahmanes y cabezas de familia de Nagaravinda escucharon:
—Parece que el asceta Gotama, un sākka, proveniente de una familia sākka, mientras vagaba por la tierra de los kosalanos, ha llegado a Nagaravinda, junto con un gran Saṅgha de los bhikkhus. Él tiene esta buena reputación: «Ese Bendito es un Buddha, un Digno, plenamente despierto, logrado en conocimiento y conducta, santo, conocedor del mundo, guía incomparable para los que deben ser entrenados, maestro de devas y humanos, despierto, bendecido». Comprende este mundo a la perfección, con sus devas, Māras y Brahmās, con todos sus ascetas y brahmanes, devas y humanos, y lo da a conocer a otros. Él imparte la Enseñanza que es buena al principio, buena en el medio y buena al final, significativa y bien expresada. Y explica una vida pura y eminente que es completamente plena y pura.
Luego, los brahmanes y cabezas de familia de Nagaravinda se acercaron al Buddha. Antes de sentarse a un lado, algunos se inclinaron, algunos intercambiaron saludos y una conversación cortés, algunos alzaron sus palmas juntas hacia el Buddha, algunos anunciaron su nombre y clan, mientras que otros guardaron silencio.
El Buddha les dijo:
—Cabezas de familia, si los ascetas que siguen otros caminos os preguntan: «¿Qué clase de asceta o brahmán no merece honor, respeto, reverencia y veneración?». Deberíais responderles: «Hay ascetas y brahmanes que no están libres de ansia, de aversión e ignorancia por las imágenes conocidas por el ojo, que no tienen paz interior y que son en parte honestos y en parte deshonestos en su cuerpo, su habla, y su mente. No merecen honor, respeto, reverencia ni veneración».
—¿Por qué es eso?
—«Debido a que nosotros mismos no estamos libres de estas cosas, no vemos que tengan una conducta mejor que la nuestra. Por eso no merecen honor, respeto, reverencia y veneración».
Hay ascetas y brahmanes que no están libres de ansia, aversión e ignorancia por los sonidos conocidos por el oído… los olores conocidos por la nariz… los gustos conocidos por la lengua… los tactos conocidos por el cuerpo… los ideas conocidas por el intelecto, que no están en paz interior, y que son en parte honestos y en parte deshonestos en su cuerpo, habla y mente. No merecen honor, respeto, reverencia ni veneración.
—¿Por qué es eso?
—«Debido a que nosotros mismos no estamos libres de estas cosas, no vemos que tengan una conducta mejor que la nuestra. Por eso no merecen honor, respeto, reverencia ni veneración».
Cuando te pregunten los ascetas que siguen otros caminos, así es como debéis responderles.
—Si los ascetas que siguen otros caminos os preguntaran: «¿Qué clase de asceta o brahmán merece honor, respeto, reverencia y veneración?». Debéis responderles: «Hay ascetas y brahmanes que están libres de ansia, aversión e ignorancia por las imágenes conocidas por el ojo, que tienen paz interior y que se comportan bien en el cuerpo, el habla y la mente. Merecen honor, respeto, reverencia y veneración».
—¿Por qué es eso?
—«Porque nosotros mismos no estamos libres de estas cosas, pero vemos que tienen una conducta superior a la nuestra. Por eso merecen honor, respeto, reverencia y veneración».
Hay ascetas y brahmanes que están libres de ansia, aversión e ignorancia por los sonidos conocidos por el oído… olores conocidos por la nariz… gustos conocidos por la lengua… tactos conocidos por el cuerpo… ideas conocidas por el intelecto, que están en paz interior, y que se comporten bien en cuerpo, habla y mente. Merecen honor, respeto, reverencia y veneración.
—¿Por qué es eso?
—«Porque nosotros mismos no estamos libres de estas cosas, pero vemos que tienen una buena conducta superior a la nuestra. Por eso merecen honor, respeto, reverencia y veneración».
Cuando os pregunten los ascetas que siguen otros caminos, así es como debes responderles.
Si los ascetas que siguen otros caminos os preguntaran: ¿Pero qué razones y evidencia tenéis con respecto a esos venerables que justifiquen decir: «Claramente esos venerables están libres de ansia, aversión e ignorancia, o practican para liberarse del las?». Deberías responderles: «Es porque esos venerables frecuentan paraderos remotos en la selva y en la jungla. En tales lugares no hay imágenes conocidas por el ojo para ver y disfrutar, no hay sonidos conocidos por el oído para escuchar y disfrutar, no hay olores conocidos por la nariz para oler y disfrutar, no hay sabores conocidos por la lengua para saborear y disfrutar, y no hay tactos conocidos por el cuerpo para sentir y disfrutar». Estas son las razones y la evidencia que tenemos con respecto a esos venerables que justifican decir: «Claramente esos venerables están libres de ansia, aversión e ignorancia, o practican para liberarse de ellos».
Cuando hubo hablado, los brahmanes y cabezas de familia de Nagaravinda le dijeron al Buddha:
—¡Excelente, maestro Gotama! ¡Excelente! Como si estuviera enderezando lo volcado, o revelando lo oculto, o señalando el camino a los perdidos, o encendiendo una lámpara en la oscuridad para que las personas con buenos ojos puedan ver lo que hay, el Maestro Gotama ha dejado clara la Enseñanza de muchas maneras. Nos refugiamos en el Maestro Gotama, en la Enseñanza y en el Saṅgha de los bhikkhus. A partir de este día, que el Maestro Gotama nos recuerde como unos seguidores laicos que se han refugiado de por vida.