SN 48.50: En Āpaṇa

Esto he oído.

En cierto momento, el Buddha se encontraba en la tierra de los aṅgas, cerca de la ciudad de los aṅgas llamada Āpaṇa. Entonces el Buddha le dijo al venerable Sāriputta:.

—Sāriputta, ¿un discípulo de los nobles que está seguro y dedicado al Tathāgata tendría alguna duda o incertidumbre sobre el Tathāgata o sus instrucciones?

—Señor, un discípulo de los nobles que está seguro y devoto del Tathāgata no tendría ninguna duda o incertidumbre sobre el Tathāgata o sus instrucciones.

Puede esperar que un fiel discípulo de los nobles viva con el esfuerzo diligente por renunciar a vicios y adquirir cualidades meritorias. Es fuerte, incondicionalmente vigoroso, no se afloja cuando se trata de desarrollar cualidades meritorias. Porque su esfuerzo es la facultad de esfuerzo.

Puede esperar que un discípulo de los nobles fiel y enérgico esté atento, con la máxima atención y alerta, capaz de acordarse y recordar lo que se dijo y se hizo hace mucho tiempo. Porque su memoria es la facultad de la memoria.

Puede esperar que un discípulo de los nobles fiel, enérgico y atento, cuando dejar ir, se sumerja, obtenga la concentración focalizada de la mente. Porque su contemplación es la facultad de la contemplación.

Puedes esperar que un discípulo de los nobles fiel, enérgico y atento con la conciencia inmersa en contemplación comprenda esto: «El transmigrar tiene un comienzo oscuro. No es evidente ver un primer punto donde los seres estén vagando y transmigrando, obstaculizados por la ignorancia y encadenados por el ansia. Pero cuando esa oscura masa de ignorancia se desvanece y cesa sin dejar rastro, ese estado es pacífico y sublime. Es decir, el apaciguamiento de todas las actividades, el abandono de todos los aferramientos, el fin del ansia, el desvanecimiento, el cese, el Nibbāna». Esta sabiduría suya es la facultad de la sabiduría.

Cuando un discípulo de los nobles lo ha intentado una y otra vez, ha recogido una y otra vez, ha entrado en contemplación una y otra vez, y ha entendido con sabiduría una y otra vez, estará seguro de esto: «He oído hablar de estas cosas anteriormente. Pero ahora tengo una experiencia directa de ellos y las veo con episteme». Esta fe suya es la facultad de la fe.

—¡Bien, bien, Sāriputta! —y luego repitió lo que Sāriputta había dicho aquí.

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