En Sāvatthī.
Allí el Buddha… dijo:.
—Bhikkhus, suponed que un monarca universal gobernara como señor soberano sobre estos cuatro continentes. Y al romperse su cuerpo, después de la muerte, renace en un buen lugar, un reino celestial, en compañía de los devas de los Treinta y Tres. Allí se entretiene en el Jardín de las Delicias, escoltado por una banda de ninfas, dotado y provisto de los placeres celestiales. Aun así, como le faltan cuatro cosas, no está exento del infierno, del reino animal o del reino de los espíritu en pena. No está exento de lugares de pérdida, de lugares malos, del inframundo.
Supongamos ahora que un discípulo de los nobles viste harapos y se alimenta de sobras de limosna. Aun así, como tiene cuatro cosas, está exento del infierno, del reino animal o del reino de los espíritu en pena. Está exento de lugares de pérdida, de lugares malos, del inframundo.
—¿Qué cuatro?
—Es cuando un discípulo de los nobles tiene una fe inquebrantable en el Buddha: «este Maestro es un Digno, un Buddha completamente despierto, perfecto en episteme y ética, Maestro, conocedor del mundo, guía incomparable para los que deben ser entrenados, maestro de devas y humanos, despierto, bendecido».
Tiene fe en la Enseñanza: «La Enseñanza está bien explicada por el Buddha, visible en esta misma vida, inmediatamente efectiva, invitando a la inspección, relevante, para que las personas sensatas puedan conocerla por sí mismos».
Tiene fe en el Saṅgha: «El Saṅgha de los discípulos del Buddha está practicando de la manera correcta, directa, metódica y apropiada. Consiste en los cuatro pares, los ocho individuos. Este es el Saṅgha de los discípulos del Buddha que es digno de ofrendas dedicadas a los devas, digno de hospitalidad, digno de limosnas, digno de saludar con las palmas unidas, y es el campo de mérito supremo para el mundo».
Además, la conducta ética de un discípulo de los nobles es amada por los nobles, inquebrantable, impecable, inmaculada y sin mancha, liberadora, alabada por la gente sensata, no equivocada y que conduce a la contemplación.
Estos son los cuatro factores de entrada a la corriente que tienen.
Y, bhikkhus, ganar estos cuatro continentes no vale una decimosexta parte de ganar estas cuatro cosas.