—Bhikkhus, ¿recordáis las cuatro nobles verdades que os enseñé?
Cuando dijo esto, uno de los bhikkhus le dijo al Buddha:
—Sí, Maestro.
—¿Cómo es eso, bhikkhu?
—Señor, recuerdo que el sufrimiento es la primera noble verdad que nos has enseñado. Porque si algún asceta o brahmán dijera esto: «Lo que enseña el asceta Gotama no es la primera noble verdad del sufrimiento. Rechazaré esta primera noble verdad del sufrimiento y describiré otra primera noble verdad del sufrimiento». Eso no es posible. El origen del sufrimiento… el cese del sufrimiento… la práctica que lleva al cese del sufrimiento es la cuarta noble verdad que ha enseñado. Porque si algún asceta o brahmán dijera esto: «Lo que enseña el asceta Gotama no es la cuarta noble verdad de la práctica que conduce al cese del sufrimiento. Rechazaré esta cuarta verdad noble de la práctica que conduce al cese del sufrimiento y describiré otra cuarta verdad noble de la práctica que conduce al cese del sufrimiento». Eso no es posible.
—¡Bien, bien, bhikkhu! Es bueno que recuerdes las cuatro nobles verdades que os he enseñado. El sufrimiento es la primera noble verdad que os he enseñado, Y así es como debes recordarlo. Porque si algún asceta o brahmán dijera esto: «Lo que enseña el asceta Gotama no es la primera noble verdad del sufrimiento. Rechazaré esta primera noble verdad del sufrimiento y describiré otra primera noble verdad del sufrimiento». Eso no es posible. El origen del sufrimiento… el cese del sufrimiento… la práctica que lleva al cese del sufrimiento es la cuarta noble verdad que os he enseñado, Y así debes recordarla. Porque si algún asceta o brahmán dijera esto: «Lo que enseña el asceta Gotama no es la cuarta noble verdad de la práctica que conduce al cese del sufrimiento. Rechazaré esta cuarta verdad noble de la práctica que conduce al cese del sufrimiento y describiré otra cuarta verdad noble de la práctica que conduce al cese del sufrimiento». Eso no es posible. Así es como debes recordar las cuatro nobles verdades que os he enseñado.
Por eso debes practicar la contemplación.