—Bhikkhus, declaro que estas dos personas no pueden ser recompensadas fácilmente.
—¿Qué dos?
—La madre y el padre.
No habríais hecho lo suficiente para pagarles a vuestra madre y a vuestro padre aunque llevarais a vuestra madre en un hombro y a vuestro padre en el otro, aunque vivierais así cien años, y si tuvierais que ungirles, masajearles, bañarles y frotarles, e incluso aunque defecaran y se orinaran ahí mismo.
Incluso si establecierais a vuestra madre y a vuestro padre como monarcas supremos de esta gran tierra, que abunda en los siete tesoros, todavía no habríais hecho lo suficiente para recompensarles.
—¿Por qué es eso?
—Los padres son muy provechosos para sus hijos, los crían, los nutren y les muestran el mundo.
Pero habréis hecho lo suficiente, más que suficiente, para pagarles si animáis, establecéis y fundamentáis a los padres infieles en la fe, a los padres poco éticos en la conducta ética, a los padres tacaños en la generosidad o a los padres ignorantes en la sabiduría.