En cierta ocasión, el Buddha se encontraba cerca de Vesāli, en el Gran Bosque, en la sala con el techo puntiagudo.
Luego, a última hora de la tarde, el Buddha salió de su retiro y fue a la sala para enfermos, donde vio a cierto bhikkhu que estaba débil y enfermo. Se sentó en el asiento preparado y se dirigió a los bhikkhus:
—Bhikkhus, si un bhikkhu débil y enfermo no descuida cinco cosas, se puede esperar que pronto logre la liberación de la conciencia y la liberación a través de la episteme en esta misma vida, y viva habiéndolas logrado con sus habilidades paranormales mediante el fin de las tendencias subyacentes.
—¿Qué cinco?
—Cuando un bhikkhu permanece observando lo repulsivo del cuerpo, percibe lo repugnante de la comida, percibe la insatisfacción con el mundo entero, observa lo perecedero de todos los fenómenos condicionados y ha establecido correctamente la percepción de su propia muerte.
Si un bhikkhu débil y enfermo no descuida estas cinco cosas, se puede esperar que pronto logre la liberación de la conciencia y la liberación mediante la episteme en esta misma vida, y viva habiéndolas logrado con sus habilidades paranormales mediante el fin de las tendencias subyacentes.