Esto he oído.
En una ocasión, el Buddha se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, el monasterio de Anāthapiṇḍika. Allí, el Buddha se dirigió a los bhikkhus:
—¡Bhikkhus!
—Venerable señor —respondieron. El Buddha dijo esto:
—Bhikkhus, deberíais vivir con un protector, no sin uno. El que vive sin protector vive en la miseria. Hay diez cualidades que sirven de protector.
—¿Qué diez?
—En primer lugar, un bhikkhu es ético, es respetuoso con el código monástico, tiene buen comportamiento y tiene seguidores. Al ver el peligro en la más mínima falta, mantiene las reglas a las que se ha comprometido. Sabiendo esto los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Ésta es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu es muy culto, recuerda y guarda lo que ha aprendido. Estas Enseñanzas son buenas al principio, buenas en el medio y buenas al final, significativas y bien redactadas, y describen una práctica que es completamente plena y pura. Es muy experto en tales enseñanzas, recordándolas, reforzándolas, recitándolas, analizándolas mentalmente y comprendiéndolas teóricamente. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu tiene buenos amigos, compañeros y socios. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu es fácil de amonestar, tiene cualidades que lo hace fácil de amonestar. Es paciente y recibe las instrucciones con respeto. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu es hábil e incansable en una amplia gama de deberes para sus compañeros renunciantes, entendiendo cómo hacer las cosas para completar y organizar el trabajo. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu ama las enseñanzas y es un placer conversar con él, estando lleno de placer en la Enseñanza y la Disciplina. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu es resuelto y enérgico para renunciar a las cualidades perjudiciales y abrazar cualidades meritorias. Es fuerte, incondicionalmente vigoroso, no se afloja cuando se trata de desarrollar cualidades meritorias. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu está satisfecho con cualquier tipo de ropa, limosna, comida, alojamiento, medicinas y suministros para los enfermos. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu tiene memoria. Tiene el máximo cuidado y alerta, y puede recordar y memorizar lo que se dijo y se hizo hace mucho tiempo. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Además, un bhikkhu es sabio. Tiene la sabiduría que distingue entre el surgimiento y el cese, la cual es noble, penetrante y conduce al final completo del sufrimiento. Sabiendo esto, bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, piensan que vale la pena aconsejar e instruir a un bhikkhu. Al ser tratado con tanta amabilidad por los bhikkhus, ya sean mayores, menores o intermedios, el bhikkhu solo se puede esperar de ellos un auge, no un declive. Esta también es una cualidad que le sirve de protector.
Deberías vivir con un protector, no sin protector. El que vive sin protector vive en la miseria. Estas son las diez cualidades que sirven de protector.
Eso fue lo que dijo el Buddha. Satisfechos, los bhikkhus se alegraron con lo que dijo el Buddha.