AN 6.18: Un comerciante de pescado

En cierta ocasión, el Buddha estaba vagando por las tierras de Kosala junto con un gran Saṅgha de los bhikkhus.

Mientras caminaba por la carretera, vio a un comerciante de pescado en cierto paraje, vendiendo pescado que él mismo había pescado. Al ver esto, dejó el camino, se sentó a la raíz de un árbol en el asiento preparado y se dirigió a los bhikkhus:

—Bhikkhus, ¿veis a ese comerciante de pescado matando pescados y vendiéndolos?

—Sí, señor.

—¿Qué os parece, bhikkhus? ¿Alguna vez habéis visto u oído hablar de un comerciante de pescado vendiendo el pescado que mató y que, por medio de ese trabajo y sustento, llegó a viajar en elefante, caballo, carro o vehículo, o a disfrutar de la riqueza, o a vivir de una gran fortuna?

—No, señor.

—¡Bien, bhikkhus! Tampoco había visto ni oído hablar de algo así.

—¿Por qué es eso?

—Porque cuando los peces son traídos para el matadero, los mira con crueldad.

—¿Qué os parece, bhikkhus? ¿Alguna vez habéis visto u oído hablar de un carnicero de vacas que vende la carne que él mismo sacrificó y que, por medio de ese trabajo y sustento, llegara a viajar en elefante, caballo, carro o vehículo, o a disfrutar de la riqueza, o a vivir de un gran fortuna?

—No, señor.

—¡Bien, bhikkhus! Yo tampoco había visto ni oído hablar de algo así.

—¿Por qué es eso?

—Porque cuando el ganado es llevado para el matadero, lo mira con crueldad.

—¿Qué os parece, bhikkhus? ¿Alguna vez habéis visto u oído hablar de un carnicero de ovejas… un carnicero de cerdos… un carnicero de aves de corral… o un cazador de ciervos vendiendo los ciervos que él mismo mató y que, por medio de ese trabajo y sustento, llegara a viajar en elefante, caballo, carro o vehículo, o a disfrutar de la riqueza, o a vivir de un gran fortuna?

—No, señor.

—¡Bien, bhikkhus! Tampoco había visto ni oído hablar de algo así.

—¿Por qué es eso?

—Porque cuando los ciervos son traídos para el matadero, los mira con crueldad.

Si por mirar con crueldad incluso a los animales traídos para el matadero no se puede viajar en elefante, caballo, carro o vehículo, ni disfrutar de la riqueza, ni vivir de una gran fortuna ¡cuánto peor es quien mira a los seres humanos llevados al matadero con crueldad! Esto le traerá perjuicios y sufrimientos por mucho tiempo.

Cuando su cuerpo se desintegre, después de la muerte, renacerá en un lugar de pérdida, un mal lugar, el inframundo, el infierno.

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