—¡Ahora es el momento! ¡Ahora es el momento! Eso dice una persona corriente sin educación. Pero no sabe si es el momento o no.
Bhikkhus, hay ocho oportunidades perdidas para la práctica.
—¿Qué ocho?
—En primer lugar, ha surgido en el mundo un Tathāgata: un Digno, un Buddha completamente iluminado, realizado en conocimiento y conducta, bienaventurado, conocedor del mundo, guía incomparable para los que deben ser entrenados, maestro de devas y humanos, despierto, bendecido. Él imparte la Enseñanza que conduce a la paz, el Nibbāna, el despertar, como lo proclama el Bienaventurado. Pero una persona ha renacido en el infierno. Esta es la primera oportunidad perdida para la práctica.
Además, un Tathāgata ha surgido en el mundo. Pero una persona ha renacido en el reino animal. Esta es la segunda oportunidad perdida.
Además, un Tathāgata ha surgido en el mundo. Pero una persona ha renacido en el reino de los espíritus hambrientos. Esta es la tercera oportunidad perdida.
Además, un Tathāgata ha surgido en el mundo. Pero una persona ha renacido en una de las órdenes de devas de larga vida. Esta es la cuarta oportunidad perdida.
Además, un Tathāgata ha surgido en el mundo. Pero una persona ha renacido en las tierras fronterizas, entre extrañas tribus extranjeras, donde los bhikkhus, bhikkhunīs, laicos y laicas no van. Esta es la quinta oportunidad perdida…
Además, un Tathāgata ha surgido en el mundo. Y una persona renace en un país central. Pero tiene una creencia incorrecta y una perspectiva distorsionada: «No tiene sentido dar, sacrificar u ofrecer. No hay fruto ni resultado de buenas y malas acciones. No hay otra vida. No hay ninguna obligación con la madre y el padre. Ningún ser renace sin padres. Y no hay ningún asceta o brahmán que esté bien logrado y practicado, y que describa el más allá después de lograrlo con sus habilidades paranormales». Esta es la sexta oportunidad perdida…
Además, un Tathāgata ha surgido en el mundo. Y una persona renace en un país central. Pero es tonta, embotada, estúpida e incapaz de distinguir lo que se dice bien de lo que se dice mal. Esta es la séptima oportunidad perdida…
Además, un Tathāgata no ha surgido en el mundo… Entonces él no imparte la Enseñanza que conduce a la paz, el Nibbāna, el despertar, como lo proclama el Bienaventurado, aunque una persona renazca en un país central y sea sabia, brillante, inteligente y capaz de distinguir lo que se dice bien de lo que se dice mal. Esta es la octava oportunidad perdida…
Existen estas ocho oportunidades perdidas para la práctica.
Bhikkhus, solo hay una oportunidad para la práctica.
—¿Cuál es?
—Cuando un Tathāgata ha surgido en el mundo, un Digno, un Buddha completamente iluminado, realizado en conocimiento y conducta, bienaventurado, conocedor del mundo, guía incomparable para los que deben ser entrenados, maestro de devas y humanos, despierto, bendecido. Él imparte la Enseñanza que conduce a la paz, el Nibbāna, el despertar, como lo proclama el Bienaventurado. Y una persona renace en un país central. Y es sabio, brillante, inteligente y capaz de distinguir lo que se dice bien de lo que se dice mal. Ésta es la única oportunidad para la práctica.
Cuando hayas ganado el estado humano
y la verdadera Enseñanza haya sido tan bien proclamada,
si no aprovechas el momento,
te pasará de largo.
Porque se habla de muchos tiempos
que obstruyen el camino,
y sólo en raras ocasiones
surgen los Dignos.
Si te encuentras en su presencia,
tan difícil de encontrar en el mundo,
y si has ganado un nacimiento humano
y la exposición de la Enseñanza,
eso es suficiente para que haga un esfuerzo
una persona que se ama a sí misma.
¿Cómo ha de entenderse la verdadera Enseñanza
para que el momento no se te pase?
Porque si pierdes tu momento,
llorarás cuando te envíen al infierno.
Si no logras la certeza
con respecto a la verdadera Enseñanza,
te arrepentirás
durante mucho tiempo,
como un comerciante
que pierde una ganancia.
Un hombre obstaculizado por la ignorancia,
fracasado en la verdadera Enseñanza,
sufrirá durante mucho tiempo la transmigración
a través del nacimiento y la muerte.
Aquél que ha obtenido el estado humano
cuando la verdadera Enseñanza ha sido tan bien proclamada
y ha completado lo que enseñó el Maestro,
o lo hará, o lo está haciendo ahora.
Ha conocido del momento adecuado en el mundo
para la vida de renuncia suprema.
Debería vivir protegido, siempre atento,
no empapado de las tendencias subyacentes,
entre los comedidos que han practicado el camino
proclamado por el Tathāgata,
el que tiene fe,
y es enseñado por el Pariente del Sol.
Habiendo cortado todas las tendencias subyacentes
que siguen a los que están a la deriva en el dominio del Māra,
él es de los que en este mundo realmente han cruzado,
habiendo llegado al final de las tendencias subyacentes.