En cierta ocasión, el Buddha se encontraba cerca de Vesāli, en el Gran Bosque, en la sala con el techo puntiagudo. Luego, el laico Vāseṭṭha se acercó al Buddha, se inclinó y se sentó a un lado.
El Buddha le dijo:
—Vāseṭṭha, la observación completa de los ocho preceptos del día de fiesta es muy fructífera, benéfica, gloriosa y eficaz… Sin culpa, va a un lugar celestial.
Cuando dijo esto, Vāseṭṭha le dijo al Buddha:
—Si mis seres queridos, familiares y parientes, observaran este día de fiesta con sus ocho preceptos, sería para su bienestar y a su felicidad durante mucho tiempo. Si todos los chatrias, brahmanes, comerciantes y trabajadores observaran este día de fiesta con sus ocho preceptos, sería para su bienestar y a su felicidad durante mucho tiempo.
—¡Eso es tan cierto, Vāseṭṭha! ¡Eso es tan cierto, Vāseṭṭha! Si todos los chatrias, brahmanes, comerciantes y trabajadores observaran este día de fiesta con sus ocho preceptos, sería para su bienestar y a su felicidad durante mucho tiempo. Si el mundo entero, con sus devas, Māras y Brahmās, en esta población con sus ascetas y brahmines, devas y humanos, observara este día de fiesta con sus ocho preceptos, sería para su bienestar y a su felicidad durante mucho tiempo.
Si estos grandes árboles sāl observaran este día de fiesta con sus ocho preceptos, sería para su bienestar y a su felicidad durante mucho tiempo, si fueran conscientes. ¡Cuánto más un ser humano!