AN 8.48: Con la madre de Nakula

Hubo un tiempo en que el Buddha se encontraba en la tierra de los bhaggas en La Colina del Cocodrilo, en el Parque de los Ciervos en el bosque de Bhesakaḷā. Luego, el ama de casa Nakulamata se acercó al Buddha, se inclinó y se sentó a un lado.

El Buddha le dijo:

—Nakulamata, cuando tienen ocho cualidades, las mujeres, cuando su cuerpo se desintegre, después de la muerte, renacerá en compañía de los Devas de Atractivo Corporal.

—¿Qué ocho?

—Tomemos el caso de una mujer cuya madre y padre la entregan a un marido que quiere lo mejor para ella, por bondad y misericordia. Ella se levantaría antes que él y se iría a la cama después de él, y se mostraría complaciente, se portaría bien y hablaría cortésmente.

Ella honra, respeta, estima y venera a aquél que su esposo respeta, como la madre y el padre, los ascetas y los brahmanes. Y cuando llega le sirve con un asiento y agua.

Es hábil e incansable en las tareas domésticas de su marido, como tejer y coser. Ella entiende cómo hacer las cosas para completar y organizar el trabajo.

Sabe qué trabajo han realizado los sirvientes domésticos, empleados y trabajadores de su marido, y qué han dejado incompleto. Ella sabe quién está enfermo y quién está en forma o no. Distribuye a cada uno una buena porción de diferentes alimentos.

Ella se asegura de que cualquier ingreso que obtenga su esposo esté guardado y protegido, ya sea dinero, grano, plata u oro. Ella no gasta de más, no roba, no desperdicia ni lo pierde.

Es una seguidora laica que se ha refugiado en el Buddha, sus enseñanzas y el Saṅgha.

Ella es ética. No mata seres vivos, no roba, no mantiene relaciones sexuales con el esposo de otra, no miente ni consume bebidas alcohólicas que causen negligencia.

Ella es generosa. Vive en casa libre de avaricia, desprendida, generosa, complacida de dar, comprometida con la dádiva, gustosa de dar y compartir.

Cuando tienen estas ocho cualidades, las mujeres, cuando sus cuerpos se desintegran, después de la muerte, renacen en compañía de los Devas de Atractivo Corporal.

Nunca menospreciaría a su esposo,

quien siempre está dispuesto a trabajar duro,

siempre cuidándola

y trayendo lo que ella quiera.

Y una buena mujer

nunca regaña a su marido con palabras de celos.

Siendo astuta, ella venera

a los respetados por su marido.

Se levanta temprano, trabaja incansablemente

y se ocupa de la ayuda doméstica.

Es adorable con su marido

y preserva su riqueza.

Una dama que cumple estos deberes

de acuerdo con el deseo de su esposo,

renace entre los Devas

de Atractivo Corporal.

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