AN 9.26: El símil del pilar de piedra

Esto he oído.

En una ocasión, el Buddha se encontraba cerca de Rājagaha, en el Bosque de Bambú, en el comedero de las ardillas.

Allí, el venerable Candikāputta se dirigió a los bhikkhus:

—Venerables, Devadatta les enseña así a los bhikkhus: «Cuando la conciencia de un bhikkhu se establece por medio de la mente, es apropiado que digan: “Entiendo: El renacimiento ha terminado, la vida de renuncia se ha completado, se ha hecho lo que había que hacer, no hay vuelta a ningún estado de existencia”».

Cuando dijo esto, el venerable Sāriputta le dijo:

—Venerable Candikāputta, Devadatta no les enseña así a los bhikkhus. Él enseña así: «Cuando la conciencia de un bhikkhu está bien establecida a través de la mente, es apropiado que diga: “Entiendo: El renacimiento ha terminado, la vida de renuncia se ha completado, lo que tenía que hacer se ha hecho, no hay retorno a ningún estado de existencia”».

Por segunda vez…

Y por tercera vez el venerable Candikāputta se dirigió a los bhikkhus…

Y por tercera vez, Sāriputta le dijo:

—Venerable Candikāputta, Devadatta no les enseña así a los bhikkhus. Él enseña así: «Cuando la conciencia de un bhikkhu está bien establecida a través de la mente, es apropiado que diga: “Entiendo: El renacimiento ha terminado, la vida de renuncia se ha completado, lo que tenía que hacer se ha hecho, no hay retorno a ningún estado de existencia”».

—¿Y cómo la conciencia de un bhikkhu está bien establecida a través de la mente?

—La conciencia de un bhikkhu está bien establecida a través de la mente a cuando sabe: «Mi conciencia no tiene ansia. Mi conciencia no tiene odio. Mi conciencia no tiene ignorancia. Mi conciencia no es propensa a volverse ansiosa. Mi conciencia no es propensa a volverse odiosa. Mi conciencia no está expuesta a engañarse. Mi conciencia no es propensa a volver a renacer en el reino sensorial. Mi conciencia no es propensa a volver a renacer en el reino de Brahmā. Mi conciencia no es propensa a volver a renacer en el reino sin qualia».

Cuando la conciencia de un bhikkhu se libera correctamente de esta manera, incluso si imágenes fuertes entran en el rango de visión, no ocupan su mente. La conciencia no se ve afectada. Es firme, imperturbable, contemplando su cese.

Supongamos que hubiera un pilar de piedra de cinco metros de altura. Se enterraron dos metros y medio bajo tierra y dos metros y medio por encima del suelo. Y aunque las tormentas violentas estallen desde el este, el oeste, el norte y el sur, no podrán hacerlo temblar, trepidar y moverse.

—¿Por qué razón?

—Es porque ese pilar de piedra está firmemente incrustado, con cimientos profundos. De la misma manera, cuando la conciencia de un bhikkhu se libera correctamente de esta manera, incluso si las imágenes fuertes entran en el rango de la visión, no ocupan su mente. La conciencia no se ve afectada. Es firme, imperturbable, contemplando su desaparición.

Si incluso suena… huele… sabe… toca… y los pensamientos entran en el rango de la mente, no la ocupan. La conciencia no se ve afectada. Es firme, imperturbable, contemplando su desaparición.

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