AN 10.99: Con Upāli

Luego, el venerable Upāli se acercó al Buddha, se inclinó, se sentó a un lado y le dijo:

—Señor, deseo frecuentar cobijos remotos en la selva y el bosque.

—Upāli, los cobijos remotos en la selva y en el bosque es un desafío. Es difícil mantener la reclusión y es difícil encontrar alegría en ellos. Al quedarse solo, los bosques parecen robar la mente de un bhikkhu que no está inmerso en contemplación.

Si alguien dijera esto: «Aunque no tengo concentración, voy a frecuentar cobijos remotos en la selva y el bosque», se puede esperar que se hunda o que se lo lleve la corriente.

Supongamos que hay un gran lago y viene un elefante toro con una altura de siete u ocho codos.

Piensa: «¿Por qué no me sumerjo en este lago y juego mientras me lavo las orejas y la espalda? Cuando me haya bañado y salido del agua, iré a donde quiera». Y eso es exactamente lo que hace.

—¿Por qué razón?

—Porque su gran cuerpo encuentra un pie en las profundidades.

Luego viene un conejo o un gato.

Piensa: «¿Qué diferencia hay entre un elefante toro y yo? ¿Por qué no me sumerjo en este lago y juego mientras me lavo las orejas y la espalda? Cuando me haya bañado y bebido, saldré del agua y me iré a donde quiera».

Salta al lago precipitadamente, sin pensar. Se puede esperar que se hunda o que se lo lleve la corriente.

—¿Por qué razón?

—Porque su pequeño cuerpo no encuentra pie en las profundidades.

Si alguien dijera esto, «Aunque no tengo concentración, voy a frecuentar cobijos remotos en la selva y el bosque», se puede esperar que se hunda o que se lo lleve la corriente.

Supongamos que hay un niño jugando con su propia orina y heces.

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es un juego totalmente tonto?

—Sí, señor.

—Después de un tiempo ese niño crece y sus facultades maduran. En consecuencia, juega juegos infantiles como damas, eliminadores, damas en el aire, rayuela, mikado, juegos de mesa, gato y perro, pajitas para dibujar, dados, flautas de hoja, arados de juguete, saltos mortales, molinetes, medidas de juguete, carros de juguete, arcos de juguete, adivinar palabras de sílabas y adivinar los pensamientos de los otros. ¿Qué opinas, Upāli? ¿No son esos juegos mejores que con los que jugaba antes?

—Sí, señor.

—Después de un tiempo, ese niño crece y sus facultades maduran más. En consecuencia, se divierte con los cinco tipos de estimulación sensorial. Imágenes conocidas por el ojo que son atractivas, deseables, agradables, placenteras, sensoriales y excitantes. Sonidos conocidos por el oído… Olores conocidos por la nariz… Gustos conocidos por la lengua… Tactos conocidos por el cuerpo que son atractivos, deseables, agradables, placenteros, sensoriales y excitantes. ¿Qué opinas, Upāli? ¿No son esos juegos mejores que con los que jugaba antes?

—Sí, señor.

—Pero entonces surge en el mundo un Tathāgata, un Digno, un Buddha completamente iluminado, realizado en conocimiento y conducta, bienaventurado, conocedor del mundo, guía incomparable para los que deben ser entrenados, maestro de devas y humanos, despierto, bendecido. Ha conocido, con sus habilidades paranormales, este mundo, con sus devas, Māras y Brahmās, en esta población con sus ascetas y brahmanes, devas y humanos, y lo da a conocer a otros. Él imparte la Enseñanza que es buena al principio, buena en el medio y buena al final, significativa y bien redactada. Y revela una práctica que es completamente plena y pura.

Un cabeza de familia escucha esa enseñanza, o el hijo de un cabeza de familia, o alguien que renace en una buena familia. Gana fe en el Tathāgata y reflexiona: «Vivir en una casa es estrecho y sucio, pero la vida del que se ha ido es muy abierta. No es fácil para alguien que vive en casa llevar una vida de renuncia completamente plena y pura, como una cáscara pulida. ¿Por qué no me afeito el pelo y la barba, me visto con túnicas amarillentas rojizas y paso de la vida hogareña a la vida sin hogar?».

Después de un tiempo, renuncia a una fortuna grande o pequeña y a un círculo familiar grande o pequeño. Se afeita el pelo y la barba, se viste con túnicas amarillentas rojizas y pasa de la vida hogareña a la vida sin hogar.

Una vez que ha renunciado, asume la Disciplina y la conducta de los bhikkhus. Renuncia a matar seres vivos, renunciando a la vara y la espada. Es escrupuloso y amable, vive lleno de misericordia por todos los seres vivos.

Deja de robar. toma solo lo que se le da y espera solo lo que se le da. Se mantiene limpio al no robar.

No abandona la vida de renuncia. Es célibe, apartado, evitando la práctica habitual del sexo.

Deja de mentir. Dice la verdad y se adhiere a la verdad. Es honesto y digno de confianza, y no engaña al mundo con sus palabras.

Renuncia al discurso divisivo. No repite en un lugar lo que escuchó en otro para dividir a las personas entre sí. En cambio, reconcilia a los que están divididos, apoyando la unidad, deleitándose en la armonía, amando la armonía, pronunciando palabras que promueven la armonía.

Renuncia al lenguaje cruel. Habla de una manera suave, agradable al oído, encantadora, conmovedora, educada, simpática y amable para la gente.

Deja de decir tonterías. Sus palabras son oportunas, verdaderas y significativas, en consonancia con la Enseñanza y la Disciplina. Dice cosas en el momento adecuado que son valiosas, razonables, concisas y beneficiosas.

Evita dañar plantas y semillas. Él come en una parte del día, absteniéndose de comer por la noche y comer en el momento inadecuado. Evita bailar, cantar, escuchar música y ver espectáculos. Evita embellecerse y adornarse con guirnaldas, perfumes y maquillajes. Evita las camas alzadas y camas amplias. Evita recibir oro y plata, granos crudos, carne cruda, mujeres y niñas, siervos y esclavas, cabras y ovejas, gallinas y cerdos, elefantes, vacas, caballos y yeguas, campos y tierras. Evita hacer mandados y mensajes, de comprar y vender, falsificar pesos, metales o medidas, del soborno, del fraude, del engaño y de la duplicidad, de la mutilación, del asesinato, del secuestro, del bandidaje, del saqueo y de la violencia.

Está satisfecho con unas túnicas para cuidar el cuerpo y con la comida de limosna para cuidar el vientre. Vaya donde vaya, solo lleva estas cosas. Es como un pájaro: dondequiera que vuela, las alas son su única carga. Del mismo modo, un bhikkhu está satisfecho con unas túnicas para cuidar el cuerpo y con la comida de limosna para cuidar el vientre. Vaya donde vaya, solo lleva estas cosas. Cuando consigue todo el espectro de la ética noble, experimenta una felicidad irreprochable en su interior.

Cuando ve una imagen con sus ojos, no queda atrapado en las características y los detalles. Si la facultad de la vista se dejara sin restricción, los estados mentales perjudiciales del ansia y de la aversión se volverían abrumadores. Por esta razón, practica la restricción, protegiendo la facultad de la vista Y logrado restringirla. Cuando escucha un sonido con sus oídos… cuando huele un olor con su nariz… cuando prueba un sabor con su lengua… cuando siente una sensación táctil con su cuerpo… cuando conoce una idea con su intelecto, no queda atrapado en los detalles y las características. Si la puerta de las ideas se dejara sin restricción, los estados mentales perjudiciales del ansia y de la aversión se volverían abrumadores. Por esta razón, practica la restricción, protegiendo la puerta de las ideas y logrando su restricción. Cuando tiene este noble sentido de moderación, experimenta dentro de sí mismo la bienaventuranza de ser inmaculado.

Actúa con entendimiento al salir y al volver, al mirar hacia adelante y hacia un lado, al doblar y extender las extremidades, al llevar la túnica exterior, el cuenco y la túnica, al comer, beber, masticar y probar, al orinar y defecar, al caminar, pararse, sentarse, dormir, despertarse, hablar y guardar silencio.

Cuando tiene este noble espectro de ética, esta noble restricción de los sentidos y esta noble atención y entendimiento, frecuenta un alojamiento apartado: un lugar aislado, la raíz de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, un bosque, el aire libre, un montón de paja. Va a un bosque, a la raíz de un árbol o a una choza vacía, se sienta con las piernas cruzadas, con el cuerpo erguido, y establece su práctica correcta allí mismo.

Renunciando al ansia por el mundo, permanece con una mente libre del deseo, limpiando la mente del deseo. Abandonada la aversión y la malevolencia, permanece con una mente libre de aversión, llena de misericordia por todos los seres vivos, limpiando la mente de la aversión. Abandonado el adormecimiento y la somnolencia, permanece con una mente libre de adormecimiento y somnolencia, percibiendo la luz, cuidadoso y consciente, limpiando la mente de adormecimiento y somnolencia. Abandonada la inquietud y el remordimiento, permanece sin inquietud, su mente en paz por dentro, limpiando la mente de inquietud y remordimiento. Abandonada la duda, permanece habiendo ido más allá de la duda, no indeciso sobre las cualidades meritorias, limpiando la mente de dudas.

Abandona estos cinco obstáculos, imperfecciones de la mente que debilitan la sabiduría. Luego, completamente apartado de los placeres sensoriales, apartado de las cualidades perjudiciales, entra y se sumerge en la primera jhāna, que tiene el placer y la felicidad que nace del recogimiento, mientras dirige la mente y la mantiene concentrada.

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es este estado mejor que el que tenía antes?

—Sí, señor.

—Cuando mis discípulos ven esta cualidad en su interior, frecuentan cobijos remotos en la selva y el bosque. Pero hasta ahora no han logrado su propia meta.

Además, a medida que desaparece el direccionamiento de la mente sobre las formas en movimiento, un bhikkhu entra y se sumerge en la segunda jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que surgen de la concentración, con claridad y confianza internas, y con la mente concentrada, desaparece el direccionamiento de la mente sobre las formas en movimiento.

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es este estado mejor que el que tenía antes?

—Sí, señor.

—Cuando mis discípulos ven esta cualidad en su interior, frecuentan cobijos remotos en la selva y el bosque. Pero hasta ahora no han logrado su propia meta.

Además, con la desaparición del placer, entra y se sumerge en la tercera jhāna, donde contempla con impasibilidad, diligente y decidido y siente el bienestar corporal del que los nobles declaran: «Impasible y decidido, uno permanece en la felicidad».

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es este estado mejor que el que tenía antes?

—Sí, señor.

—Cuando mis discípulos ven esta cualidad en su interior, frecuentan cobijos remotos en la selva y el bosque. Pero hasta ahora no han logrado su propia meta.

Además, renunciando al placer y al dolor, y acabando con la felicidad y la tristeza anteriores, un bhikkhu entra y se sumerge en la cuarta jhāna, sin placer ni dolor, con pura impasibilidad y gnosis.

—Además, yendo totalmente más allá de las percepciones de las qualia, superando toda percepción sensorial, abandonando las distracciones, consciente de que «es un Lugar Vacío», un bhikkhu entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Vacío.

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es este estado mejor que el que tenía antes?

—Sí, señor.

—Cuando mis discípulos ven esta cualidad en su interior, frecuentan cobijos remotos en la selva y el bosque. Pero hasta ahora no han logrado su propia meta.

Además, yendo totalmente más allá de la dimensión de un Lugar Vacío, consciente de que «es un Lugar Sin Límites Conocidos», un bhikkhu entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos.

—Yendo totalmente más allá de un Lugar Sin Límites Conocidos, consciente de que «no hay Ningún Lugar», entra y se sumerge en Ningún Lugar.

—Yendo totalmente más allá de Ningún Lugar, entra y se sumerge en la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia.

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es este estado mejor que el que tenía antes?

—Sí, señor.

—Cuando mis discípulos ven esta cualidad en su interior, frecuentan cobijos remotos en la selva y el bosque. Pero hasta ahora no han logrado su propia meta.

Además, yendo totalmente más allá de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia, entra y se sumerge en el cese de los factores de aferramiento a la existencia. Y mediante la episteme, sus tendencias subyacentes llegan a su fin.

¿Qué opinas, Upāli? ¿No es este estado mejor que el que tenía antes?

—Sí, señor.

—Cuando mis discípulos ven esta cualidad en su interior, frecuentan cobijos remotos en la selva y el bosque. Y han logrado su propio objetivo.

Vamos, Upāli, quédate con el Saṅgha. Si te quedas con el Saṅgha, estarás cómodo.

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