Esto he oído.
Hubo un tiempo en que el Buddha se encontraba en la tierra de los sākkas, cerca de Kapilavatthu en el Monasterio del Baniano.
Luego, el Buddha se vistió por la mañana y, tomando su cuenco y su túnica, entró en Kapilavatthu para pedir limosna. Deambuló por limosna en Kapilavatthu. Después de la comida, a su regreso de la ronda de limosnas, fue a la morada de Kāḷakhemaka, el sākka, para descansar durante el calor.
En ese momento, varios lugares de descanso se habían colocado en la vivienda de Kāḷakhemaka. El Buddha vio esto y se preguntó: «Se han colocado varios lugares de descanso, ¿hay varios bhikkhus viviendo aquí?».
En ese momento, el venerable Ānanda, junto con otros bhikkhus, estaba confeccionando túnicas en la vivienda de Ghaṭa, el sākka. Luego, al final de la tarde, el Buddha salió del retiro y fue a la morada de Ghaṭa, donde se sentó en el asiento extendido y le dijo al venerable Ānanda:
—Se han colocado varios lugares de descanso en la morada de Kāḷakhemaka, ¿Hay varios bhikkhus viviendo allí?
—De hecho los hay, señor. En este momento están confeccionando túnicas.
—Ānanda, no brilla un bhikkhu que disfrute de la compañía y de los grupos, que los ame y le guste disfrutarlos. Simplemente no es posible que un bhikkhu así obtenga el placer de la renuncia, el placer del retiro, el placer de la paz, el placer del despertar cuando lo desee, sin problemas ni dificultades. Pero debes esperar que un bhikkhu que vive solo, apartado del grupo, obtenga el placer de la renuncia, el placer del retiro, el placer de la paz, el placer del despertar cuando quiera, sin problemas ni dificultades. Eso es posible.
De hecho, Ānanda, no es posible que un bhikkhu que disfrute de la compañía entre y permanezca en la liberación de la conciencia, ya sea forma temporal y placentera, o irreversible e inquebrantable. Pero es posible que un bhikkhu que vive solo, apartado del grupo, entre y permanezca en la liberación de la conciencia, ya sea de forma temporal y placentera, o irreversible e inquebrantable.
Ānanda, no veo ni una sola qualia que, con su descomposición y su desaparición, no dé lugar a dolor, aflicción, preocupación, tristeza y angustia en alguien que la ansíe y la desee.
Sin embargo, Ānanda, existe esta contemplación que fue descubierta por el Tathāgata: entrar y permanecer en el vacío subjetivamente sin enfocarse en ningún objeto. Ahora, supongamos que mientras el Tathāgata está practicando esta contemplación, los bhikkhus, bhikkhunīs, laicos, laicas, gobernantes y sus ministros, fundadores de sectas religiosas y sus discípulos van a visitarlo. En ese caso, con una mente que tiende al recogimiento, el retiro y la renuncia, invariablemente le da a cada uno de ellos una charla enfatizando el tema de la liberación.
Por tanto, si un bhikkhu quisiera: «¡Quiero entrar y permanecer en el vacío!». Entonces debe afirmar internamente su mente, calmarla, fijarla, concentrarla.
—¿Y cómo un bhikkhu afirma internamente su mente, la calma, la fija, y la concentra?
—Es cuando un bhikkhu, totalmente apartado de los placeres sensoriales, apartado de los vicios, entra y se sumerge en la primera jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que surgen del recogimiento, mientras dirige la mente y la mantiene concentrada… la segunda jhāna… la tercera jhāna… la cuarta jhāna. Así es como un bhikkhu afirma internamente su mente, la calma, la fija, y la concentra.
Se enfoca en el vacío subjetivamente, pero su mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en el vacío subjetivamente, pero mi mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Se enfoca en el vacío objetivamente, pero su mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en el vacío objetivamente, pero mi mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Se enfoca en el vacío subjetiva y objetivamente, pero su mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en el vacío subjetiva y objetivamente, pero mi mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Se enfoca en lo imperturbable, pero su mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en lo imperturbable subjetivamente, pero mi mente no está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Entonces debe afirmar internamente su mente, calmarla, fijarla, concentrarla.
Se enfoca en el vacío subjetivamente, y su mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en el vacío subjetivamente, y mi mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Se enfoca en el vacío objetivamente, y su mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en el vacío objetivamente, y mi mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Se enfoca en el vacío objetiva y subjetivamente, y su mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en el vacío objetiva y subjetivamente, y mi mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Se enfoca en lo imperturbable, y su mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida. En ese caso, entiende: «Me estoy enfocando en lo imperturbable subjetivamente, y mi mente está deseosa, confiada, resuelta y decidida». De esta forma es consciente de la situación.
Mientras un bhikkhu está practicando tal concentración, si su mente se inclina a caminar, camina pensando: «Mientras camino, los malos y perjudiciales defectos del ansia y la aversión no me abrumarán». De esta forma es consciente de la situación.
Mientras un bhikkhu está practicando tal concentración, si su mente se inclina a ponerse de pie, se pone de pie pensando: «Mientras estoy de pie, los malos y perjudiciales defectos del ansia y la aversión no me abrumarán». De esta forma es consciente de la situación.
Mientras un bhikkhu está practicando tal concentración, si su mente se inclina a sentarse, se sienta y piensa: «Mientras estoy sentado, los malos y perjudiciales defectos del ansia y la aversión no me abrumarán». De esta forma es consciente de la situación.
Mientras un bhikkhu está practicando tal concentración, si su mente se inclina a acostarse, se acuesta pensando: «Mientras estoy acostado, los malos y perjudiciales defectos de ansia y aversión no me abrumarán». De esta forma es consciente de la situación.
Mientras un bhikkhu está practicando tal concentración, si su mente se inclina a hablar, piensa: «No me involucraré en el tipo de discurso que es bajo, crudo, ordinario, innoble y no tiene sentido. Tal discurso no conduce a la desilusión, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, a la comprensión, al despertar y a Nibbāna. A saber: hablar de reyes, bandidos y ministros, hablar de ejércitos, amenazas y guerras, hablar sobre comida, bebida, ropa y camas, hablar de guirnaldas y fragancias, hablar sobre la familia, los vehículos, las aldeas, los pueblos, las ciudades y los países, hablar de mujeres y héroes, hablar en la calle y hablar bien, hablar de los difuntos, charlas variopintas, cuentos de tierra y mar, y hablar de renacer en tal o cual estado de existencia». De esta forma es consciente de la situación.
Piensa: «Por el contrario hablaré sobre la inactividad que ayuda a abrir la mente y es lo único que conduce a la desilusión, al desapasionamiento, la cesación, la paz, la comprensión, el despertar y a Nibbāna. Es decir, hablaré sobre el agotamiento del ansia, el contentamiento, el recogimiento, el alejamiento, la energía que despierta, la ética, la contemplación, la episteme, la liberación y el conocimiento de la liberación». De esta forma es consciente de la situación.
Mientras un bhikkhu está practicando tal concentración, si su mente se inclina a pensar, piensa: «No pensaré en el tipo de pensamiento que es bajo, crudo, ordinario, innoble y no tiene sentido. Tales pensamientos no conducen a la desilusión, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, a la comprensión, al despertar y a Nibbāna. Es decir, pensamientos sensoriales, maliciosos o crueles». De esta forma es consciente de la situación.
Piensa: «Por el contrario pensaré en el tipo de pensamiento que es noble y emancipador, y que lleva a quien lo practica al final completo del sufrimiento. Es decir, pensamientos pacíficos de renuncia y benevolencia». De esta forma es consciente de la situación.
Existen estos cinco tipos de estimulación sensorial.
—¿Qué cinco?
—Imágenes conocidas por el ojo que son atractivas, deseables, agradables, placenteras, sensuales y excitantes. Sonidos conocidos por el oído… Olores conocidos por la nariz… Gustos conocidos por la lengua… Tactos conocidos por el cuerpo que son atractivos, deseables, agradables, placenteros, sensuales y excitantes. Estos son los cinco tipos de estimulación sensorial.
Por lo tanto, debe revisar su propia mente con regularidad: «¿Se interesa mi mente en alguno de estos cinco tipos de estimulación sensorial?». Supongamos que, al comprobarlo, un bhikkhu sabe esto: «Mi mente se interesa». En ese caso, entiende: «No he renunciado a la aversión y el ansia por los cinco tipos de estimulación sensorial». De esta forma es consciente de la situación. Pero supongamos que, al comprobarlo, un bhikkhu sabe esto: «Mi mente no se interesa». En ese caso, entiende: «He abandonado el ansia y la aversión por los cinco tipos de estimulación sensorial». De esta forma es consciente de la situación.
Un bhikkhu debería entrenar observando el surgir y el cesar de los cinco factores del aferramiento a la existencia: «Tales son las qualia, tal es el origen de las qualia, tal es el fin de las qualia. Tal es la reacción emocional… Tal es la percepción… Tal es la situación condicional… Tal es la cognición, tal es el origen de la cognición, tal es el fin de la cognición». Al hacerlo, renuncia a la personificación con respecto a los cinco factores del aferramiento a la existencia. En ese caso, entiende: «He renunciado a la creencia de un “yo” con respecto a los cinco factores del aferramiento a la existencia». De esta forma es consciente de la situación.
Estos principios son completamente saludables, con resultados saludables, son nobles, trascendentes e inaccesibles para el Maligno.
¿Qué opinas, Ānanda? ¿Por qué razón un discípulo valoraría seguir al Maestro, incluso si es rechazado?
—Para nosotros, las cosas tienen tu base en ti, Maestro. Eres nuestro guía y nuestro refugio. Sería bueno si pudieras explicarnos esto, ¡entonces recordaremos lo que digas! Eres nuestro guía y nuestro refugio. Señor, que el propio Buddha aclare el significado de esto. Los bhikkhus te escucharán y recordarán la Enseñanza que les des.
—Un estudiante no debe seguir a un maestro solo para escuchar interpretaciones de textos en verso y prosa.
—¿Por qué es eso?
—Porque durante mucho tiempo ha aprendido las enseñanzas, recordándolas, recitándolas, escudriñándolas mentalmente y entendiéndolas con la creencia correcta. Pero un discípulo debe valorar seguir al maestro, incluso si es rechazado, por palabras que inspiran un duro entrenamiento, que ayudan a abrir la mente y conducen a la desilusión, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, a la comprensión, al despertar y a Nibbāna. Es decir, hablar sobre el agotamiento del ansia, del contentamiento, del recogimiento, del alejamiento, de la energía que despierta, la ética, la contemplación, la sabiduría, la liberación y la episteme de la liberación.
Siendo esto así, Ānanda, existe un peligro para el maestro, un peligro para el estudiante y un peligro para un practicante.
—¿Y cómo hay peligro para el maestro?
—Es cuando algún maestro frecuenta un alojamiento apartado: un bosque, la raíz de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, la jungla, el aire libre, un montón de paja. Mientras contempla retirado, es visitado por una corriente de brahmanes y cabezas de familia de la ciudad y el campo. Cuando esto sucede, disfruta de la fama, cae en el ansia e incurre en la complacencia. Se dice que este maestro está en peligro por el peligro del maestro. Está arruinado por cualidades malas y perjudiciales que están corrompidas, conduciendo a vidas futuras, hirientes, resultando en sufrimiento y futuro renacimiento, vejez y muerte. Así es como existe un peligro para el maestro.
—¿Y cómo hay peligro para el estudiante?
—Es cuando el discípulo de un maestro, emulando el fomento del retiro de su maestro, frecuenta un alojamiento apartado: un bosque, la raíz de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un osario, un bosque, el aire libre, un montón de paja. Mientras contempla retirado, es visitado por una corriente de brahmanes y cabezas de familia de la ciudad y el campo. Cuando esto sucede, disfruta de la fama, cae en el ansia e incurre en la complacencia. Se dice que este estudiante está en peligro por el peligro del estudiante. Está arruinado por cualidades malas y perjudiciales que están corrompidas, conduciendo a vidas futuras, hirientes, resultando en sufrimiento y futuro renacimiento, vejez y muerte. Así es como existe un peligro para el estudiante.
—¿Y cómo hay peligro para un practicante?
—Es cuando un Tathāgata surge en el mundo, un Buddha, un Digno, plenamente despierto, logrado en conocimiento y conducta, santo, conocedor del mundo, guía incomparable para los que deben ser entrenados, Maestro de devas y humanos, despierto, bendecido. Frecuenta un alojamiento apartado: un bosque, la raíz de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, la jungla, el aire libre, un montón de paja. Mientras contempla retirado, es visitado por una corriente de brahmanes y cabezas de familia de la ciudad y el campo. Cuando esto sucede, no disfruta de la fama, ni cae en el ansia y tampoco incurre en la complacencia.
Pero un discípulo de este Maestro, imitando el fomento del retiro de su Maestro, frecuenta un alojamiento apartado: un bosque, la raíz de un árbol, una colina, un barranco, una cueva de montaña, un cementerio, la jungla, al aire libre, un montón de paja. Mientras contempla retirado, es visitado por una corriente de brahmanes y cabezas de familia de la ciudad y el campo. Cuando esto sucede, disfruta de la fama, cae en el ansia e incurre en la complacencia. Se dice que este practicante está en peligro por el peligro del practicante. Está arruinado por cualidades malas y perjudiciales que están corrompidas, conduciendo a vidas futuras, hirientes, resultando en sufrimiento y futuro renacimiento, vejez y muerte. Así es como existe un peligro para el practicante. Y en este contexto, Ānanda, en comparación con el peligro del maestro o del estudiante, el peligro del practicante tiene resultados más dolorosos, amargos e incluso conduce al inframundo. Entonces, Ānanda, trátame como a un amigo, no como a un enemigo. Eso te traerá alegría y felicidad durante mucho tiempo.
—¿Y cómo tratan los discípulos a su Maestro como un enemigo, no como un amigo?
—Es cuando el Maestro imparte la Enseñanza con bondad y misericordia: «Esto es por tu bienestar. Esto es por tu felicidad». Pero sus discípulos no le quieren escuchar, no reflexionan ni aplican su mente para comprender. Proceden alejándose de la instrucción del Maestro. Así es como los discípulos tratan a su Maestro como un enemigo, no como un amigo.
—¿Y cómo tratan los discípulos a su Maestro como un amigo, no como un enemigo?
—Es cuando el Maestro imparte la Enseñanza con bondad y misericordia: «Esto es por tu bienestar. Esto es por tu felicidad». Y sus discípulos lo quieren escuchar. Reflexionan y aplican sus mentes para comprender, no proceden alejándose de la instrucción del Maestro. Así es como los discípulos tratan a su Maestro como un amigo, no como un enemigo.
Entonces, Ānanda, trátame como a un amigo, no como a un enemigo. Eso te traerá alegría y felicidad durante mucho tiempo. No te mimaré como un alfarero mima sus vasijas húmedas y sin cocer. Y te hablaré, empujándote una y otra vez, presionándote una y otra vez. El que tenga un núcleo sólido resistirá la prueba.
Eso es lo que dijo el Buddha. Satisfecho, el venerable Ānanda estaba feliz con lo que dijo el Buddha.