En Sāvatthī.
—Supongamos, bhikkhus, que hubiera un río de montaña que fluye rápidamente, yendo lejos, llevándose todo por delante. Si la caña de azúcar silvestre, la hierba kusa, los juncos, el vetiver o los árboles crecieran en cualquiera de las orillas, sobresaldrían del río. Y si una persona que está siendo arrastrada por la corriente agarraría la caña de azúcar silvestre, la hierba kusa, los juncos, el vetiver o los árboles, se romperían y perecería por eso.
De la misma manera, una persona común y corriente sin educación que no conoce a los nobles y no está capacitada ni entrenada en la Enseñanza de los nobles. No conoce a buenas personas, ni está capacitada ni entrenada en la Enseñanza de las buenas personas.
Considera las qualia como su “yo”, o que su “yo” son las qualia, que las qualia están en su “yo” o que su “yo” está en las qualia. Pero sus qualia se rompen y perece por eso. Considera que las reacciones emocionales… la percepción… la situación condicional… considera la cognición como su “yo”, o que su “yo” es la cognición, que la cognición está en su “yo” o que su “yo” está en la cognición. Pero su cognición se rompe y perece por eso. ¿Qué os parece, bhikkhus? ¿Son las qualia imperecederas o perecederas?
—Son perecederas, Maestro.
—¿Son las reacciones emocionales… la percepción… la situación condicional… la cognición, imperecederas o perecederas?
—Son perecederas, Maestro.
—Así es como realmente deberías ver… Al ver esto, entendéis claramente: «no hay retorno a ningún estado de existencia».