SN 22.96: Un trozo de estiércol de vaca

En Sāvatthī.

 Sentado a un lado, un bhikkhu le dijo al Buddha:

—Señor, ¿hay algunas qualia que sean imperecederas, eternas, perpetuas, perenes y que duren por los siglos de los siglos? ¿Hay alguna reacción emocional… percepción… situación condicional… cognición que sea imperecedera, eterna, perpetua, perenne y que dure por los siglos de los siglos?

—Bhikkhu, no hay qualia alguna que sean imperecederas, eternas, perpetuas, perennes y que duren por los siglos de los siglos. No hay reacción emocional… percepción… situación condicional… cognición que sea imperecedera, eterna, perpetua, perenne y dure por los siglos de los siglos.

Entonces el Buddha, recogiendo un trozo de estiércol de vaca, dijo a los bhikkhus:

—Ni siquiera hay un renacimiento que sea perdurable, eterno, inmortal, imperecedero y que dure por los siglos de los siglos. Si lo hubiera, no me encontraría en esta vida de renuncia para erradicar el sufrimiento. Pero como no lo hay, me encuentro viviendo esta vida de renuncia para erradicar el sufrimiento.

En cierta ocasión había un rey chatria ungido. Tenía 84.000 ciudades, siendo la capital Kusāvatī la principal. Tenía 84.000 palacios, siendo el palacio llamado Principal el más importante. Tenía 84.000 habitaciones, siendo el Gran Vestíbulo el principal. Tenía 84.000 sofás hechos de marfil o duramen, oro o plata, cubiertos con cobertores de lana, amontonados con pelusa o bordados con flores, y cubiertos con una fina piel de ciervo, con un dosel encima y almohadas rojas en ambos extremos. Tenía 84.000 nāgas con adornos de oro y estandartes, cubiertos con redes de oro, con el Nāga real llamado Uposatha como el principal. Tenía 84.000 caballos con adornos de oro y estandartes, cubiertos con redes de oro, con el corcel real llamado Nube de Tormenta como el principal. Tenía 84.000 carros con adornos de oro y estandartes, cubiertos con redes de oro, con el carro llamado Triunfo el principal. Tenía 84.000 joyas, siendo la Gema Principal la más importante. Tenía 84.000 mujeres, siendo la reina Subhaddā la principal. Tenía 84.000 vasallos chatrias, siendo el Consejero del Tesoro el principal. Tenía 84.000 vacas lecheras con bridas de seda y cubos de bronce. Tenía 8.400.000.000 de telas finas de lino, seda, lana y algodón. Tenía 84.000 porciones de comida, que se me presentaban como ofrendas por la mañana y por la noche.

De esas 84.000 ciudades, solo se quedó en una, la capital, Kusāvatī. De esas 84.000 mansiones, solo habitaba en una, el Palacio Principal. De esas 84.000 cámaras, solo vivía en el Gran Vestíbulo. De esos 84.000 sofás, solo usó uno, hecho de marfil o duramen u oro o plata. De esos 84.000 nāgas, solo montó uno, el Nāga real llamado Uposatha. De esos 84.000 caballos, solo montó uno, el caballo real llamado Nube de Tormenta. De esos 84.000 carros, solo montó uno, el carro llamado Triunfo. De esas 84.000 mujeres, solo le atendió una, una doncella de la clase chatria o vaishia. De esos 8.400.000.000 de telas, solo usó un par, hecho de lino fino, seda, lana o algodón. De esas 84.000 porciones de comida, solo comió una, comiendo como máximo una porción de arroz y salsa adecuada.

Y así, todos esos fenómenos condicionados han pasado, cesado y perecido. Tan perecederas son las condiciones, tan inestables son las condiciones, tan poco fiables son las condiciones. Esto es suficiente para que te desilusiones, te sientas desapasionado y te liberes de toda situación condicional.

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