Hubo un tiempo en que el Buddha se alojaba en la tierra de los sumbhas, cerca de la ciudad de los Sumbhas llamada Sedaka. Allí, el Buddha se dirigió a los bhikkhus:.
—En cierta ocasión, bhikkhus, un acróbata que colocó su caña de bambú y le dijo a su aprendiz Medakathālikā:.
—Ven ahora, querido Medakathālikā, sube por la caña de bambú y ponte sobre mis hombros.
—Sí, maestro —respondió. Se subió a la caña de bambú y se subió a los hombros de su maestro.
Entonces el acróbata le dijo a Medakathālikā:.
—Cuida de mí, querido Medakathālikā, y yo te cuidaré. Así es como, protegiéndonos y cuidándonos el uno al otro, demostraremos nuestra habilidad, cobraremos nuestra tarifa y bajaremos sanos y salvos de la caña de bambú.
Cuando dijo esto, Medakathālikā le dijo a su maestro:.
—¡No es así, maestro! Deberías cuidar de ti mismo y yo cuidaré a mí mismo. Así es como, protegiéndonos y cuidándonos, demostraremos nuestra habilidad, cobraremos nuestra tarifa y bajaremos sanos y salvos de la caña de bambú.
Ese es el camino —dijo el Buddha —es tal como Medakathālikā le dijo a su maestro. Pensando en «cuidaré de mí mismo», debes cultivar las instrucciones de la práctica. Pensando «cuidaré de los demás», debes cultivar las instrucciones de la práctica. Cuidando de ti mismo, cuidas de los demás, y cuidando de los demás, te cuidas a ti mismo.
—¿Y cómo cuidas de los demás cuidándote a ti mismo?
—A través de la práctica y el entrenamiento regular.
—¿Y cómo te cuidas a ti mismo cuidando a los demás?
—Mediante la paciencia, la humanidad, la benevolencia y la simpatía.
Pensando «cuidaré de mí mismo», debes cultivar las instrucciones de la práctica. Pensando «cuidaré de los demás», debes cultivar las instrucciones de la práctica. Cuidando de ti mismo, cuidas de los demás, y cuidando de los demás, te cuidas a ti mismo.