—Bhikkhus, tomemos el caso de cualquier bhikkhu que realmente entienda: «Esto es sufrimiento…». «Este es el origen del sufrimiento…». «Este es el cese del sufrimiento…». «Esta es la práctica que lleva al cese del sufrimiento». Un asceta o brahmán puede venir del este, oeste, norte o sur con ganas de debatir, en busca de un debate, pensando: «¡Rechazaré su doctrina!». Es simplemente imposible para él hacerle titubear.
Supongamos que hubiera un poste sacrificial de piedra de dieciséis codos de altura. Se enterraron ocho codos bajo tierra y ocho codos por encima del suelo. Incluso si estallaran violentas tormentas desde el este, el oeste, el norte y el sur, no podrían hacerle titubear.
—¿Por qué es eso?
—Es porque ese poste sacrificial está firmemente incrustado, con cimientos profundos.
De la misma manera, tomemos el caso de cualquier bhikkhu que realmente comprenda: «Esto es sufrimiento…». «Este es el origen del sufrimiento…». «Este es el cese del sufrimiento…». «Esta es la práctica que lleva al cese del sufrimiento». Un asceta o un brahmán puede venir del este, oeste, norte o sur con ganas de debatir, en busca de un debate, pensando: «¡Rechazaré su doctrina!». Es simplemente imposible para él hacerle titubear.
—¿Por qué es eso?
—Es porque han visto claramente las cuatro nobles verdades.
—¿Qué cuatro?
—Las nobles verdades del sufrimiento, su origen, su cese y el camino. Por eso debéis practicar la contemplación.