AN 1.45

—Supongamos, bhikkhus, que hubiera un lago que estuviera nublado, turbio y fangoso. Una persona con buena vista de pie en la orilla no vería conchas de mejillones, la grava y los guijarros ni los bancos de peces nadando o estando quietos.

—¿Por qué es eso?

—Porque el agua está turbia. De la misma manera, un bhikkhu cuya mente está sucia no puede ver aquello que es para su propio bien, el bien del otro o el bien de ambos; o que pueda lograr cualquier distinción sobrehumana en episteme digna de los nobles: esto no es posible.

—¿Por qué es eso?

—Porque su mente está sucia.

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